Kaikan Nº 73 - Diciembre 2012 - Asociación Peruano Japonesa
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ESPECIAL<br />
Nikkei recuerdan celebraciones por Navidad<br />
Tiempo para<br />
L[texto Javier García Wong Kit]<br />
a Navidad no siempre<br />
fue una ocasión<br />
festiva para los descendientes<br />
de japoneses.<br />
Con los años,<br />
esta celebración<br />
cristiana ha ido cambiando, incorporándose<br />
a las tradiciones<br />
de las nuevas generaciones.<br />
¡Meri Kurisumasu! ¡Feliz Navidad!<br />
Quizá para algunos nisei<br />
en el Perú esta no haya sido una<br />
frase muy oída en casa cuando<br />
eran pequeños. Como se sabe, la<br />
llegada al mundo del niño Jesús<br />
no ha sido parte de las tradiciones<br />
festivas japonesas, aunque<br />
ahora las costumbres hayan<br />
cambiado.<br />
Es por ello que muchos guardan<br />
recuerdos desiguales y<br />
sentimientos encontrados en<br />
estas fiestas navideñas, a diferencia<br />
de la de Año Nuevo, la<br />
cual sí se celebra con gran algarabía,<br />
ya que se considera un<br />
momento de renovación. Para<br />
el Oshogatsu existe una variedad<br />
de tradiciones y rituales japoneses<br />
que se han mantenido<br />
o adaptado, en la medida de las<br />
posibilidades.<br />
La cena cambiaba porque no<br />
se tenían los mismos ingredientes<br />
y, la mayoría de las veces, la<br />
Navidad era un día cualquiera<br />
en el que se trabajaba hasta<br />
tarde. Los negocios (tiendas, bodegas<br />
y restaurantes) no podían<br />
cerrarse. Y para el Año Nuevo,<br />
que en Japón se suele festejar<br />
por varios días, las celebraciones<br />
tenían que acortarse para seguir<br />
trabajando.<br />
EN CASA Y EL CONVENTO<br />
Alfonso Gibu Tokumoto, el querido<br />
padre Gibu, es el menor de<br />
doce hermanos, y recuerda que<br />
el 24 de diciembre el restaurante<br />
de su familia en la urbanización<br />
Chacra Colorada, en el distrito<br />
de Breña, se mantenía abierto<br />
hasta las diez de la noche. Para<br />
la Nochebuena, él con apenas<br />
diez años, ayudaba a preparar la<br />
cena, tan criolla que solían tener<br />
anticuchos, aprovechando que la<br />
parrilla todavía estaba caliente.<br />
“Mis hermanos estaban ca-<br />
sados, así que venían a cenar<br />
a la casa con sus hijos. Una de<br />
las costumbres familiares que<br />
más me gustaban era jugar a la<br />
quina y al bingo de madrugada,<br />
hasta muy tarde. Era una época<br />
muy bonita porque estaban todos<br />
los hermanos, con sus esposas,<br />
los primos y sobrinos, y repartíamos<br />
los regalos”, recuerda<br />
el padre Gibu.<br />
Hubo una Navidad que fue<br />
muy especial para toda su familia.<br />
Ocurrió el año en que nació<br />
el último hijo y una amiga de la<br />
familia les regaló un pequeño<br />
nacimiento, con Jesús, María y<br />
José, para conmemorar la llegada<br />
del último hijo. Ese recuerdo<br />
aún se guarda en la casa y los ha<br />
acompañado como un símbolo<br />
de la fe y la amistad.<br />
Quizá fueron las Navidades<br />
las que marcaron la vocación<br />
eclesiástica del padre Gibu. En<br />
sus recuerdos siempre está el<br />
momento de armar el nacimiento,<br />
con lo poco que se tenía,<br />
dándole detalles arquitectónicos<br />
diferentes cada vez. Fue así<br />
El padre<br />
Alfonso Gibu<br />
recuerda<br />
que el 24 de<br />
diciembre el<br />
restaurante<br />
de su familia<br />
se mantenía<br />
abierto hasta<br />
las diez de la<br />
noche. Para la<br />
Nochebuena,<br />
él con apenas<br />
diez años,<br />
ayudaba a<br />
preparar la<br />
cena.<br />
4 DICIEMBRE <strong>2012</strong> KAIKAN