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Las Dos Babilonias - Iglesia de Dios Cristiana y Bíblica - Inicio

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profana representación <strong>de</strong> <strong>Dios</strong> Padre. El lector no necesita que se le diga que<br />

la cruz es la señal y la marca <strong>de</strong> ese mismo dios a quien representa la piedra<br />

envuelta en pañales; y que cuando ese dios nació, se dijo: “Ha nacido el Señor<br />

<strong>de</strong> toda la tierra” (WILKINSON, vol. IV. p. 310). Como el dios simbolizado<br />

por la piedra envuelta en pañales no solamente <strong>de</strong>volvió la vida a los<br />

hijos <strong>de</strong> Saturno, sino que le restituyó al mismo Saturno el li<strong>de</strong>razgo <strong>de</strong> la<br />

tierra, que él había perdido por causa <strong>de</strong> la transgresión, no sorpren<strong>de</strong> que se<br />

diga <strong>de</strong> “estas piedras consagradas” que mientras “algunas se <strong>de</strong>dicaban a<br />

Júpiter, y otras al sol,” “se consi<strong>de</strong>raban, <strong>de</strong> una manera más particular, consagradas<br />

a Saturno,” el Padre <strong>de</strong> los dioses (MAURICIO, vol. II. p. 348), y<br />

que Roma, en consecuencia, ha puesto la piedra redonda en las manos <strong>de</strong> la<br />

imagen, llevando consigo el nombre profanado <strong>de</strong> <strong>Dios</strong> Padre, y que, con tal<br />

proce<strong>de</strong>ncia, la esfera vendada y coronada con la marca <strong>de</strong> Tamuz, ha llegado<br />

a ser el símbolo <strong>de</strong>l dominio en toda la Europa papal.<br />

NOTA G<br />

La I<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong> Rea o Cibeles con Venus<br />

En la doctrina esotérica <strong>de</strong> Grecia y <strong>de</strong> Roma, los caracteres <strong>de</strong> Cibeles, la<br />

madre <strong>de</strong> los dioses, y <strong>de</strong> Venus, la diosa <strong>de</strong>l amor son, por lo general, muy<br />

distintos, hasta el punto <strong>de</strong> que algunas mentes pue<strong>de</strong>n encontrar no poca<br />

dificultad con respecto a la i<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong> estas dos divinida<strong>de</strong>s. Pero esa<br />

dificultad <strong>de</strong>saparece si se tiene presente el principio fundamental <strong>de</strong> los Misterios,<br />

a saber, que en el fondo, ellas sólo reconocían a Adad, “El Unico <strong>Dios</strong>”<br />

(ver ante, pp. 14, 15, 16, Nota). Adad, siendo trino y uno, dio lugar a tres<br />

FORMAS diferentes <strong>de</strong> la divinidad, cuando se estableció el Misterio <strong>de</strong> Iniquidad<br />

babilónico: el padre, la madre, y el hijo; pero todas las multiformes<br />

divinida<strong>de</strong>s en que abundaba el mundo pagano, cualesquiera que fuesen las<br />

diferencias entre ellas, terminaban substancialmente en tantas manifestaciones<br />

<strong>de</strong> una o <strong>de</strong> otra <strong>de</strong> estas divinas personas o, más bien, <strong>de</strong> dos <strong>de</strong> ellas,<br />

porque la primera persona permanecía generalmente en el fondo. Tenemos<br />

clara evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> que esto fue lo que ocurrió. Apuleyo nos dice (vol. I. pp.<br />

995, 996) que cuando él fue iniciado, la diosa Isis se le reveló como “la primera<br />

<strong>de</strong> los celestiales, y la manifestación uniforme <strong>de</strong> los dioses y <strong>de</strong> las<br />

diosas.... CUYA SOLA Y UNICA DIVINIDAD a la que todo el orbe <strong>de</strong> la<br />

tierra veneraba, y bajo una forma múltiple, y con nombres diferentes,” y repasando<br />

muchos <strong>de</strong> estos nombres afirmó <strong>de</strong> sí misma que era a la vez<br />

“Pessuntica, la madre <strong>de</strong> los dioses [es <strong>de</strong>cir, Cibeles], y la Venus pafiana”<br />

(Ibid. p. 997). Si esto ocurrió en las últimas épocas <strong>de</strong> los Misterios, así <strong>de</strong>be<br />

haber ocurrido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio, porque ellos EMPEZARON, y empezaron<br />

necesariamente con la doctrina <strong>de</strong> la UNIDAD <strong>de</strong> la Deidad. Esto, por supuesto,<br />

produciría no pocos absurdos e inconsistencias por la misma naturaleza<br />

<strong>de</strong>l asunto. Tanto Wilkinson como Bunsen, para librarse <strong>de</strong> las<br />

inconsistencias que encontraron en el sistema egipcio, creyeron necesario<br />

recurrir substancialmente a la misma explicación que yo he dado. Así encontramos<br />

que Wilkinson dice: “He dicho que Amón-ra y otros dioses tomaron<br />

la forma <strong>de</strong> <strong>de</strong>ida<strong>de</strong>s diferentes que, aunque parezca a primera vista que esto<br />

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