las voces que hay que oirMiguelOtero RúaRabiacontra la máquinaTexto de un estudiante con diagnóstico psiquiátrico. Publicadoen el blog de Radio PrometeaNo me considero precisamente inteligente o especialmenteconocedor de nada. Tengo inquietudes y preguntas. Especialmentedesde que conocí el timo de la psiquiatría convencional.Especialmente desde que vi que no era este un mal aislado yun “antioasis” de podredumbre.Me gusta saber cosas.Me gusta leer y no me disgustan nada artículos y ensayos.Me gusta ver documentales casi más que ficción.Me interesa el ámbito social en sentido amplio.Me interesa el activismo.Me he implicado y trabajo con el activismo en salud mental.Me gusta lo que estudio y creo que más que cualquier otroexistente.Me interesa toda la materia del programa de estudios, enmayor o menor grado, pero me interesa.Me ha interesado cada unidad explicada.Cada colectivo tratado me ha generado ideas, relaciones entreellas y con otras de diferentes procedencias.He encontrado muy estimulante muchos de los temas que senos ha planteado, ya sea por comprenderlos, verlos útiles ynecesarios o por una reacción de rechazo, a veces instintivo,que tras informarme sobre el tema y meditarlo, se veía plenamenteconfirmado.Tengo un montón de caminos abiertos que querría recorrer.Pero…Es muy frustrante no poder aprender y disfrutar aprendiendoporque los sistemas educativos son una copia de las fábricas.La educación como la conocemos, surgió en el siglo XIX paraenseñar a lxs estudiantes lo básico para trabajar en las fábricas.Horarios, campana, turnos, descansos,… no son casuales.Además existe rigidez burocrática generalizada en todo estesistema social y que se extiende hasta después de muertos… yaún por encima cuesta dinero morirse.Soy una persona con “diversidad psíquica”. Casi prefiero“loco”, “chalado”, “retrón” o “cascao” (al estilo de los bloguerosde “De retrones y hombres” en ElDiario.es) o similar. Dela palabrita “esquizofrenia” diré que es estigmatizante pero“enfermedad” mental me parece la máxima mentira (o eslogan)de la “ciencia” psiquiátrica rampante y orgullosa de hoyen día. Mi locura la he interpretado siempre como una reaccióna un trauma con origen o como consecuencia de una ciertasensibilidad al estrés o a nuevos traumas. Sospecho que estoes cierto en la mayoría de las personas despojadas de su mentey emociones por la mala praxis psiquiátrica.Creo que esta sensibilidad, a mi y a otras personas con diagnósticos,hace que seamos como el canario en el pozo de lamina de carbón. Cuando había gas grisú, estos pájaros moríanrápidamente. Por eso los bajaban a la mina. Para advertir a lagente, que trabajaba en durísimas condiciones, de que podíanmorir si no salían rápido del pozo.De la misma forma, nosotrxs, lxs locxs, somos lxs primerxs encaer cuando el estrés aumenta. Cada año que pasa todo vamás rápido, se multiplican los estímulos, el número de miedos,de traumas potenciales, de exigencias de otras personas conlas que convivimos, de las empresas en las que todxs estamosobligados a trabajar explotadxs por imperativo de esta “civilización”,de los medios de comunicación que usamos, los quenos exigen que usemos para estar integradxs o para que nosusen ellos a nosotrxs, la formación continua durante toda lavida, la disponibilidad para cualquier cosa en cualquier momentoy desde cualquier lugar, rendimiento óptimo desde laguardería,… Lxs locxs somos lxs que caemos primero con todoesto. Lxs locxs sois vosotrxs cuando caéis. Con la suficiente presióncualquier material se rompe. Cualquiera.Vine a este instituto a aprender y poco a poco me fui despistandopara ser un pequeño operario de fábrica más. No en las metasque me propuse pero si en la forma. Es imposible no caer enlas dinámicas de unas clases orientadas a obtener rápidamenteun papel que nos “autoriza a” trabajar como operarixs en unafábrica que reproduce el mismo proceso de “formar y autorizara” con pocas diferencias realmente profundas. Y no hablo delprofesorado implicado y con buena voluntad, estoy hablandode todo un enorme sistema.No puedo dormir. Son más de las 4.00. Tengo clase a las 8.30,un examen a media mañana y según la lógica de la fábrica estoes una tontería. Cuando empecé a escribir esto me sentía mal.Ahora puede que consiga dormir algo. Mañana surgirán losproblemas por tener otros problemas o por intentar arreglarlos.Posiblemente estaré mucho mejor que si me hubiera tomadoun sedante pero no hubiera ni trasnochado ni escrito nada.Pero pocas personas parecen entender realmente que los “demonios”no se barren debajo de la alfombra.28 MYS 36
las voces que hay que oir¿Inmovilizaciónterapéutica?Mª ConsueloCarballal BalsaEnfermera, especialistaen salud mentalMonserrat Cendán VerezEnfermera, master eninvestigación sanitariaDe la Psiquiatría a la Salud MentalAntes de entrar en el tema que nos ocupa es necesariorecordar una serie de aspectos relacionados con el mismo.La idea de higiene mental, de salud mental, surge con elsiglo XX, fruto de una modernidad ilustrada que cree en elprogreso y en sociedades más igualitarias y más justas. Estárelacionada con el poderoso movimiento de salud pública delprimer tercio del siglo, que en psiquiatría va a reflejarse en lacreación de dispensarios de higiene mental y en la política depuertas abiertas de asilos y manicomios en Francia y ReinoUnido, y sobre todo, en la fuerza del movimiento ciudadanoy profesional que reunió a 4.500 delegados y delegadas de53 países en el 1er Congreso de Higiene Mental celebrado en1929 en Washington.Actualmente, a pesar de que han pasado casi cien años, elpasaje de la Psiquiatría a la Salud Mental, no es un capítuloconcluido. Desde el inicio hubo una lucha con el poderpsiquiátrico representado por las tendencias que provenían delllamado “manicomio”.Alejandro Vainer (2007) en su artículo De qué hablamos cuandohablamos de Salud Mental nos recuerda que los serviciosde los Hospitales, y hasta de los propios manicomios, puedenllamarse “de Salud Mental” aunque su trabajo sea absolutamentemanicomial, y que muchos dispositivos, aunque tenganun barniz progresista, apuestan por la medicación como piedrade cambio, considerando que el resto de las terapias sólo “entretienen”al paciente con “charlas” (psicoterapias), “talleres”(dispositivos grupales), y otras, descalificadas todas como “auxiliares”de la “verdadera” terapéutica: la medicación.Todo esto bajo una supuesta cientificidad que no la es,ya que no toma en cuenta la verdadera complejidad de lasproblemáticas del padecimiento subjetivo en su dimensión biopsico-social.Esta complejidad es la que lleva a que el trabajogenuinamente científico tenga que ser interdisciplinario, enequipos de trabajo organizados para situaciones específicas,con abordajes de distintos profesionales y dispositivos. Enestos momentos los problemas de salud mental, como señalaCorrea Urquiza ( 2010) viene unido a una curiosa paradoja.Por un lado se desarrollan distintos dispositivos que acercanla atención a la comunidad siendo una alternativa al modelocustodial clásico mientras es necesario un esfuerzo para noreproducir en los nuevos espacios asistenciales las inerciasdel modelo manicomial, como la exclusión, el estigma, lasegregación, la vida tutelada y otras formas de confinamientoque operan tanto en el plano ideológico como en las prácticassociales de los sistemas expertos y populares. Quizá por ello, alo largo de las dos últimas décadas han ido surgiendo nuevasvoces que cuestionan el papel de las políticas estandarizadasen salud mental (Alves 1994, Shera 2003, Amarante 2001y 2007), que inciden en la idea de que el modelo custodialsimplemente ha sido sustituido por una reforma burocráticoadministrativa(Szasz 1994) o que aseveran que es necesarioir más allá de las teorías biologicistas y/o psicologistas pararescatar la relación dialéctica que se establece entre afectados,enfermedad y mundo social (Corin 1991, Lewis-Fernández yKleinman 1995, Leff y Warner 2006, Yang 2007).En general se puede dividir la historia de la atención a laenfermedad mental en España en las siguientes fases:MYS 3629