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las voces que hay que oir¿Inmovilizaciónterapéutica?Mª ConsueloCarballal BalsaEnfermera, especialistaen salud mentalMonserrat Cendán VerezEnfermera, master eninvestigación sanitariaDe la Psiquiatría a la Salud MentalAntes de entrar en el tema que nos ocupa es necesariorecordar una serie de aspectos relacionados con el mismo.La idea de higiene mental, de salud mental, surge con elsiglo XX, fruto de una modernidad ilustrada que cree en elprogreso y en sociedades más igualitarias y más justas. Estárelacionada con el poderoso movimiento de salud pública delprimer tercio del siglo, que en psiquiatría va a reflejarse en lacreación de dispensarios de higiene mental y en la política depuertas abiertas de asilos y manicomios en Francia y ReinoUnido, y sobre todo, en la fuerza del movimiento ciudadanoy profesional que reunió a 4.500 delegados y delegadas de53 países en el 1er Congreso de Higiene Mental celebrado en1929 en Washington.Actualmente, a pesar de que han pasado casi cien años, elpasaje de la Psiquiatría a la Salud Mental, no es un capítuloconcluido. Desde el inicio hubo una lucha con el poderpsiquiátrico representado por las tendencias que provenían delllamado “manicomio”.Alejandro Vainer (2007) en su artículo De qué hablamos cuandohablamos de Salud Mental nos recuerda que los serviciosde los Hospitales, y hasta de los propios manicomios, puedenllamarse “de Salud Mental” aunque su trabajo sea absolutamentemanicomial, y que muchos dispositivos, aunque tenganun barniz progresista, apuestan por la medicación como piedrade cambio, considerando que el resto de las terapias sólo “entretienen”al paciente con “charlas” (psicoterapias), “talleres”(dispositivos grupales), y otras, descalificadas todas como “auxiliares”de la “verdadera” terapéutica: la medicación.Todo esto bajo una supuesta cientificidad que no la es,ya que no toma en cuenta la verdadera complejidad de lasproblemáticas del padecimiento subjetivo en su dimensión biopsico-social.Esta complejidad es la que lleva a que el trabajogenuinamente científico tenga que ser interdisciplinario, enequipos de trabajo organizados para situaciones específicas,con abordajes de distintos profesionales y dispositivos. Enestos momentos los problemas de salud mental, como señalaCorrea Urquiza ( 2010) viene unido a una curiosa paradoja.Por un lado se desarrollan distintos dispositivos que acercanla atención a la comunidad siendo una alternativa al modelocustodial clásico mientras es necesario un esfuerzo para noreproducir en los nuevos espacios asistenciales las inerciasdel modelo manicomial, como la exclusión, el estigma, lasegregación, la vida tutelada y otras formas de confinamientoque operan tanto en el plano ideológico como en las prácticassociales de los sistemas expertos y populares. Quizá por ello, alo largo de las dos últimas décadas han ido surgiendo nuevasvoces que cuestionan el papel de las políticas estandarizadasen salud mental (Alves 1994, Shera 2003, Amarante 2001y 2007), que inciden en la idea de que el modelo custodialsimplemente ha sido sustituido por una reforma burocráticoadministrativa(Szasz 1994) o que aseveran que es necesarioir más allá de las teorías biologicistas y/o psicologistas pararescatar la relación dialéctica que se establece entre afectados,enfermedad y mundo social (Corin 1991, Lewis-Fernández yKleinman 1995, Leff y Warner 2006, Yang 2007).En general se puede dividir la historia de la atención a laenfermedad mental en España en las siguientes fases:MYS 3629

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