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Diciembre 2009 // Número 19Guillermo Caleroprácticamente infinita, llevado por la ilusión y las ganas depoder construir y pilotar sus propios aeroplanos.Aunque siempre tuvo claro que era un mundillo que le apasionaba,que le encantaría dominar y disfrutar, el tiempoy las obligaciones frenaron durante mucho tiempo sus proyectos,relegando su afición a un plano mucho más secundariode lo que a él le hubiera gustado, ya que “a medidaque creces la vida te pide cosas, tienes otras inquietudes yobligaciones, empiezas a estudiar la carrera, luego te casasy después vienen los hijos, y claro, dejas tu afición unpoco de lado. Pero ya cuando mis hijas han crecido y sonun poco más mayores he retomado mis inquietudes y enlos últimos 6 o 7 años he vuelto a empezar con fuerza”.Y es que en tiempos como los que corren, donde el trabajonos copa tanto tiempo y atención, para despejar lamente y relajarse no hay nada como una buena afición.“Con tantas obligaciones, con el trabajo, con las niñas,con la familia en general –explica Guillermo-, trabajar enmis aviones me despeja muchísimo. No sólo a la hora dela construcción, que me hace desconectar del mundo paracentrarme en lo que de verdad me gusta, sino también ala hora de hacerlos volar, sobre todo porque además sehace en un sitio al aire libre y respirar en campo abiertosiempre despeja”. Para volarlos, Guillermo se une a variosde sus amigos de un club federado que fundaron hacecuatro años, porque “hasta ese momento en Sevilla todo elmundo iba por libre. Ahora estamos federados y compartimosexperiencias todos los sábados volando juntos”.Pero no crean que por el hecho de ser una afición, montarun avión no conlleva complicaciones y estrés. “Sinceramente,ni me planteo participar en competiciones, porque yasufro demasiada presión a la hora de montar los avionescomo para encima pensar en los resultados que puedaconseguir. El aeromodelismo es muy complejo, no sólo setrata de pegar maderitas, también hay algo de electrónica,algo de mecánica y algo de aeronáutica e incluso depintura”, sostiene. No participar en competiciones no le haimpedido, en cualquier caso, asistir a más de una. “Nocomo participante, que no me apetece –matiza-, pero sícomo espectador, para disfrutar viendo lo que otros hanconseguido construir y hacer volar”.Todos tenemos la idea de que los aviones de aeromodelismoson pequeños y frágiles, pero el último proyecto queha llevado a cabo Guillermo lo desmiente por completo.“Ha sido mi proyecto más ambicioso y he tardado un añoen terminarlo. Es un avión de 2.10 metros y es un proyectocon el que he disfrutado muchísimo, hasta ahora delque estoy más orgulloso, aunque eso siempre me pasacuando acabo un avión nuevo”. Y para un futuro próximo,"me adentro en proyectos nuevos con aviones acrobáticos,motores más potentes y maniobras imposibles, terreno queaún no he explorado y que promete ser muy interesante"Este hobby tiene muchas posibilidades por descubrir, siemprese aprenden cosas nuevas, por eso es tan excepcional".En definitiva, a Guillermo no le hacen falta proyectospara seguir disfrutando, para seguir cumpliendo su sueñode volar día tras día.21¿Tienes alguna afición curiosa, original o simpática que contar? Remite un email a carmen.caballero@helvetia.es