11.07.2015 Views

El Mundo Clásico. La Epopeya de Grecia y Roma.

El Mundo Clásico. La Epopeya de Grecia y Roma.

El Mundo Clásico. La Epopeya de Grecia y Roma.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

310 / 495ellos era el impetuoso Casio, pretor <strong>de</strong> aquel año (junto con Bruto), pero unmilitar curtido, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> interesado por la filosofía epicúrea: sus antepasados,como los <strong>de</strong> Bruto, habían acuñado en otro tiempo monedas con el rótulo:«Libertad». Era también cuñado <strong>de</strong> Bruto, pues estaba casado con su mediahermana. Como cabría esperar, otros hombres también se sentíanmenospreciados personalmente o <strong>de</strong>cepcionados, apoyados en un sistema <strong>de</strong>honores que <strong>de</strong>pendía cada vez más <strong>de</strong> la «gracia y el favor» <strong>de</strong> César. Estabapor otra parte la cuestión todavía sin resolver <strong>de</strong> la monarquía. Se <strong>de</strong>cía queiba a volver a instituirse, según un oráculo sibilino que afirmaba que Partia sólopodría ser conquistada por un «rey». 377 <strong>El</strong> día <strong>de</strong> los idus <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 44, enmedio <strong>de</strong> las consabidas advertencias, César asistió a una sesión <strong>de</strong>l senado,sólo para encontrarse <strong>de</strong> repente ante un grupo insistente <strong>de</strong> senadores, entrelos cuales <strong>de</strong>stacaba Marco Bruto. Sesenta senadores más o menos formabanparte <strong>de</strong> la conspiración, pero sólo cinco o seis habrían podido precipitarsesobre César y apuñalarlo, mientras el otro cónsul, Marco Antonio, eraentretenido a la entrada. <strong>El</strong> cuerpo <strong>de</strong> César se <strong>de</strong>splomó en medio <strong>de</strong> uncharco <strong>de</strong> sangre. Después se registraron en él veintitrés heridas, y losconspiradores lo <strong>de</strong>jaron allí tirado hasta el anochecer. Probablemente sea sólouna leyenda que las últimas palabras <strong>de</strong> César fueron: «¿Tú también, Bruto?»,pero también es posible que Bruto pronunciara el nombre <strong>de</strong>l único senador alque los conspiradores habían excluido <strong>de</strong> la trama por temor a su indiscreción:¡Cicerón! Por algunos indicios, sin embargo, y en sus cartas privadas, vemosque éste se había empeñado, <strong>de</strong> manera admirable, en protestarconstantemente por el <strong>de</strong>spotismo <strong>de</strong> César. Ahora César estaba muerto yyacía en el templo contiguo al Teatro <strong>de</strong> Pompeyo, don<strong>de</strong> había estado a punto<strong>de</strong> reunirse el senado, a pocos metros <strong>de</strong> la estatua <strong>de</strong>l propio Pompeyo.Capítulo 38 - LA LIBERACIÓN TRAICIONADAPor cierto que el carácter y el valor <strong>de</strong>l joven César son admirables.¡Ojalá pueda dirigirlo y sujetarlo cuando llegue al culmen <strong>de</strong> los honoresy el favor con la misma facilidad con la que he venido sujetándolo hastaahora! En estos momentos resulta más difícil, pero no <strong>de</strong>sespero. <strong>El</strong>muchacho está convencido, sobre todo gracias a mí, <strong>de</strong> que nuestrasalvación <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> él...CICERÓN, A Marco Bruto, ca. 21 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 43 a.C.Los acontecimientos que siguieron al asesinato <strong>de</strong> César constituyen elcapítulo más importante <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> la libertad en la antigua <strong>Roma</strong>. Losdías y los meses son evocados maravillosamente para nosotros por lossupervivientes <strong>de</strong> uno y otro bando, y por las cartas y discursos que Cicerónescribió en esa época. Los planes <strong>de</strong> Cicerón fracasaron, pero él no siempre se<strong>de</strong>jó engañar. A pesar <strong>de</strong> los momentos <strong>de</strong> temor y <strong>de</strong> retraimiento,normalmente estuvo a la altura <strong>de</strong> las circunstancias, y eso que tenía yasesenta y dos años. Sus <strong>de</strong>fectos fueron los mismos <strong>de</strong> siempre: su ingenio ysus ataques a las flaquezas <strong>de</strong> otros gran<strong>de</strong>s hombres, y su costumbre <strong>de</strong> verlas cosas como a él le habría gustado que fueran; y, como resulta fácilimaginar, le acarrearon la ruina.A juicio <strong>de</strong> Cicerón, se había perdido la oportunidad <strong>de</strong> oro: en cuanto murióCésar, el senado habría <strong>de</strong>bido ser llamado a escena y habría habido que

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!