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El Mundo Clásico. La Epopeya de Grecia y Roma.

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edificios por él erigidos en otras ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la provincia vinieron a resucitaruna <strong>Grecia</strong> que en general había caído a unos niveles bajísimos; también fundóen el noroeste <strong>de</strong> Asia Menor un grupo <strong>de</strong> ciuda<strong>de</strong>s que llevaban su nombre.Fue enormemente generoso con su ciudad natal, Itálica, en el sudoeste <strong>de</strong>España. Convirtió aquel pueblo pequeño y aburrido en un lugar con lafascinación <strong>de</strong> una gran capital, proveyéndole <strong>de</strong> calles y paseos amplios,termas, un anfiteatro, unas obras <strong>de</strong> alcantarillado excelentes e incluso unteatro. A pesar <strong>de</strong> todo, nunca regresó a Itálica como emperador. Susantecesores habían hecho más o menos lo mismo con los lugares que lesinteresaban (excepto en general Tiberio, famoso por su tacañería), pero la«liberalidad» <strong>de</strong> Adriano <strong>de</strong>staca entre la <strong>de</strong> todos los <strong>de</strong>más. Viajó más quecualquiera <strong>de</strong> ellos y una visita imperial solía ser la causa <strong>de</strong> una proliferación<strong>de</strong> nuevos edificios, como po<strong>de</strong>mos comprobar por los efectos <strong>de</strong> las visitas <strong>de</strong>Augusto al sur <strong>de</strong> la Galia y España.¿Pero cuál era la fuente <strong>de</strong> esa «liberalidad»? Los emperadores podían donarmaterias primas a sus beneficiarios, ya se tratara <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> sus bosques(Adriano era el dueño <strong>de</strong> los bosques <strong>de</strong> cedros <strong>de</strong>l Líbano) o <strong>de</strong> buen mármol<strong>de</strong> alguna cantera famosa. Sin embargo, esos bienes los habían confiscado,requisado o heredado a expensas <strong>de</strong> la población local. Con mucha frecuenciael favor <strong>de</strong> un emperador suponía la condonación <strong>de</strong> los impuestos pagadospor una ciudad durante un año o dos; en tal caso, la «liberalidad» se ejercíacon la producción <strong>de</strong> los propios provinciales. Durante ese período <strong>de</strong>suspensión tributaria los impuestos se <strong>de</strong>sviaban para sufragar losmonumentos públicos <strong>de</strong> la ciudad, pero para la masa <strong>de</strong> trabajadores quepagaba la mayoría <strong>de</strong> ellos la medida no suponía ningún alivio.Había otro tipo <strong>de</strong> generosidad <strong>de</strong> doble filo: la concesión <strong>de</strong> nuevas tierras enlas provincias a inmigrantes para su colonización. Para los colonos, dichaconcesión era bastante importante. Tras el ejemplo sentado por Julio César,Augusto tuvo que establecer a sus veteranos quizá en sesenta nuevas coloniasfuera <strong>de</strong> Italia, obligando a emigrar a más <strong>de</strong> 100.000 individuos. <strong>La</strong>s«colonias» resultantes supusieron la mayor exportación <strong>de</strong> población <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lostiempos <strong>de</strong> las conquistas <strong>de</strong> Alejandro. Estos colonos se establecieron encalidad <strong>de</strong> ciudadanos romanos. Empezaron hablando latín y sus ciuda<strong>de</strong>s,cultos y edificios solían evocar a los <strong>de</strong> la propia <strong>Roma</strong>. <strong>El</strong> culto <strong>de</strong> las tresgran<strong>de</strong>s divinida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l Capitolio romano (Júpiter, Juno y Minerva) ocupaba unlugar <strong>de</strong>stacado en los principales santuarios <strong>de</strong> las colonias, junto con lossacerdotes al estilo romano. No obstante, en el Oriente griego la impronta«romana» no fue habitualmente muy dura<strong>de</strong>ra. Los matrimonios con lapoblación local y la asimilación a la po<strong>de</strong>rosa cultura autóctona hicieron que lascolonias tendieran a pasarse al griego al cabo <strong>de</strong> algún tiempo: Bérito (lamo<strong>de</strong>rna Beirut) siguió siendo, no obstante, un obstinado bastión <strong>de</strong>l latín y <strong>de</strong>l<strong>de</strong>recho romano en el Líbano.<strong>El</strong> mapa urbano <strong>de</strong> las colonias podía resultar espectacular en poco tiempo.Antioquía <strong>de</strong> Pisidia, en el sur <strong>de</strong> Asia Menor, fue fundada en una curiosacolina y rápidamente se hizo con un templo enorme <strong>de</strong>dicado al culto <strong>de</strong>Augusto. Probablemente se accediera a él a través <strong>de</strong> una gran puerta <strong>de</strong> triplearco (que le fue <strong>de</strong>dicada en 2 a.C.) y una serie <strong>de</strong> calles rectas, flanqueadas<strong>de</strong> esculturas y otros edificios imperiales, resaltaban el conjunto <strong>de</strong> maneraespléndida. En el sudoeste <strong>de</strong> España, la ciudad <strong>de</strong> Emérita (la actual Mérida,cuyo nombre «Merecida [por los veteranos]» no podía ser más elocuente),390 / 495

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