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el misticismo del súperhombre américo

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Un príncipe nuevo no debe evitar los actos de cru<strong>el</strong>dad (capítulo XVII)Ser amado y temido a la vez. Pero es más seguro ser temido que amado. Pues los hombresen general son ingratos, volubles, simuladores, cobardes ante <strong>el</strong> p<strong>el</strong>igro y ávidos de lucro.Mientras les haces bien y no los necesitas se te ofrecen, pero cuando los necesitas realmente serev<strong>el</strong>an.El príncipe que descansa por entero en su palabra va a la ruina por no haber tomado otrasprovidencias.Así que los hombres tienen menos cuidado en ofender a uno que se haga amar que aún noque se haga temer.Porque <strong>el</strong> amor es un vínculo de gratitud que los hombres perversos por naturaleza,corrompen cada vez que pueden beneficiarse; pero <strong>el</strong> temor es miedo al castigo que no se pierdenunca.El príncipe debe hacerse temer de modo que, si no se granjea <strong>el</strong> amor, evite <strong>el</strong> odio.Debe abstenerse de los bienes ajenos, porque los hombres olvidan antes la muerte d<strong>el</strong> padreque la pérdida d<strong>el</strong> patrimonio.Sin fama de cru<strong>el</strong> jamás podrá tener un ejército unido y dispuesto a la lucha.Conviene ser de la clase de hombres que saben mejor no equivocarse que enmendar lasequivocaciones ajenas.El amor depende de la voluntad de los hombres y <strong>el</strong> temor de la voluntad d<strong>el</strong> príncipe, unpríncipe prudente debe apoyarse en los suyos y no en lo ajeno, pero, como he dicho, tratandosiempre de evitar <strong>el</strong> odio (capítulo XVII)Hay dos maneras de combatir, una con las leyes y otra con la fuerza. La primera lodistingue como hombre y la segunda como bestia. Un príncipe debe saber emplear las cualidadesde ambas naturalezas. Dado que una no puede durar mucho sin la otra (capítulo XVIII)Un príncipe prudente no debe observar la fe jurada cuando semejante observancia vaya encontra de sus intereses y cuando hayan desaparecido las razones que le hicieron prometer.Si los hombres fuesen todos buenos, este precepto no sería bueno, pero como sonperversos, lo es.Hay que ser hábil en fingir y disimular.Aqu<strong>el</strong> que engaña encontrará siempre quien se deje engañar.El príncipe verdadero sólo piensa en engañar a los hombres. Saber jurar sin cumplir aqu<strong>el</strong>lojurado.Un príncipe no debe poseer todas las virtudes pero siempre aparentar poseerlas.El tener virtudes puede ser perjudicial pero <strong>el</strong> aparentarlas siempre es útil.Ser virtuoso está bien, pero hay que estar siempre dispuesto a irse al otro extremo si fuesenecesario.A menudo por conservarse en <strong>el</strong> poder, se ve arrastrado a obrar contra lo virtuoso.Que no se aparte d<strong>el</strong> bien, sin por esto, en caso de necesidad, entrar en <strong>el</strong> mal.Los hombres juzgan más con los ojos que con las manos. Por eso todos ven lo que parecesser, más pocos saben lo que eres.Lo fundamental para <strong>el</strong> príncipe es vencer y conservar <strong>el</strong> Estado. Y los medios serán loadospor todos.El vulgo se deja engañar por las apariencias y <strong>el</strong> éxito. En <strong>el</strong> mundo sólo hay vulgo, ya qu<strong>el</strong>as minorías sólo cuentan cuando las mayorías no tienen donde apoyarse.Se predica concordia y fe y se obra a conveniencia d<strong>el</strong> príncipe (capítulo y 18)La mayoría de los hombres, mientras no se ven privados de sus bienes y de su honor, vivencontentos.66

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