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Revista de Humanidades - Universidad Panamericana

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La segunda filosofía que se infiltra en nuestra inconsciencia, es el Hedonismo, muy parecido alindividualismo. Resulta ser un poco más <strong>de</strong>gradante que la anterior, pues basa el último fin en elplacer <strong>de</strong>l momento, el famoso carpe diem. La gran paradoja con este modus vivendi, es que se<strong>de</strong>fien<strong>de</strong> como nueva manera <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r la libertad y lo que vale la pena en la vida. La doctrinahedonista es una <strong>de</strong> las más antiguas que la humanidad ha propuesto y vivido. Nos equivocamos alpensar si creemos que para ser mo<strong>de</strong>rnos y estar a la moda tendremos que aceptar ‘nuevaspropuestas’ como el hedonismo. Observando ejemplos como el <strong>de</strong>sastre que resultó ser la<strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l Imperio Romano, po<strong>de</strong>mos darnos cuenta <strong>de</strong> qué tan mo<strong>de</strong>rno y sobre todo qué tanbueno y conveniente resulta adoptar este modo <strong>de</strong> vida; siendo que nuestro objetivo es crecer comopersonas y como sociedad, el hedonismo resulta el prefecto <strong>de</strong>tonante <strong>de</strong>l <strong>de</strong>crecimiento, contrario ala dignificación. Lo que resulta <strong>de</strong> una cultura hedonista son personas sin fuerza <strong>de</strong> voluntad, aquienes la pereza, la lujuria, la gula, el <strong>de</strong>senfreno… el placer <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nado las ha dominado, y hanulificado su libertad. Al final, lo que queda ya ni siquiera es placer, sino <strong>de</strong>sesperación, frustracióne infelicidad. Lo momentáneo nunca saciará nuestra ansia <strong>de</strong> plenitud, <strong>de</strong> felicidad, precisamenteporque no estamos hechos para el momento. Por eso el hedonismo resulta contrario a nuestro<strong>de</strong>sarrollo.El Consumismo, una actitud mo<strong>de</strong>rna estrechamente ligada con el hedonismo, ha creado unanecesidad falsa <strong>de</strong> poseer más cosas, <strong>de</strong> siempre estar actualizándose, <strong>de</strong> mantenerse a lavanguardia en productos. Esa necesidad requiere <strong>de</strong> más dinero, <strong>de</strong> más trabajo, <strong>de</strong> menos tiempoen familia, menos tiempo para compartir con los amigos. Y cuando se quiera compensar el tiempoperdido se recurre a los regalos, lo que a su vez, requiere <strong>de</strong> más dinero. ¿Y la vanguardia <strong>de</strong>lespíritu? ¿Y la vanguardia al bien, a la verdad, en amor al prójimo? ¿La vanguardia enresponsabilidad social? Al analizar esta actitud y el <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n que implica, el famoso sociólogopolaco, Zygmut Bauman sostiene: “El síndrome <strong>de</strong> la cultura consumista, consiste sobre todo enuna enfática negación <strong>de</strong> las virtu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la procrastinación, y <strong>de</strong> las bonda<strong>de</strong>s y los beneficios <strong>de</strong> la<strong>de</strong>mora <strong>de</strong> la gratificación…” 129 . Ya ni siquiera se le da el valor a<strong>de</strong>cuado a lo material, porque alfin y al cabo, en unos meses me compraré algo mejor. Las relaciones humanas se hacen víctimas <strong>de</strong>lconsumismo, y se sitúa lo novedoso encima <strong>de</strong> lo perdurable, <strong>de</strong> lo importante, <strong>de</strong> lo esencial.La cuarta <strong>de</strong> las doctrinas es el Minimalismo, que parece inofensiva pero resulta muy agresiva parala potencialización <strong>de</strong> la persona y <strong>de</strong> la sociedad. Consiste en preguntarse: ¿Qué es lo menos quepuedo hacer y lo máximo que puedo recibir a cambio? La ley <strong>de</strong>l mínimo esfuerzo se sitúa en el129 BAUMAN, Z.: Vida <strong>de</strong> Consumo, México: Fondo <strong>de</strong> Cultura Económica, 2007, p. 119. 154

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