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Autores_Humberto Maturana, Francisco Varela - El Arbol del Conocimiento

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IX151que, corrientemente, después de la sección <strong>del</strong> cuerpo calloso no puede más interactuar por la izquierdaen lenguaje escrito, tanto como no puede una guagua o un mono. Sin embargo, tal persona es perfectamentecapaz de participar por la izquierda en otros dominios lingüísticos, como lo muestran estosmismos experimentos.Fig. 72. Geometría de la proyección de la retina a la corteza.Perturbaciones ubicadas en el lado izquierdo afectaránexclusivamente a la corteza <strong>del</strong> lado derecho.LDImaginemos ahora que, en vez de mostrarle a esta persona una cuchara en su hemisferio derecho,le mostremos la imagen de una hermosa vedette desnuda frente a la cual se ruboriza. Acto seguido lepreguntamos: "¿Qué pasó?" La respuesta <strong>del</strong> sujeto es: "Pero, doctor, qué máquina divertida tiene usted..."Es decir, la persona con que estamos conversando a través de preguntas y de lenguaje hablado,en interacciones que sólo involucran su hemisferio izquierdo, simplemente no tiene acceso a hacerdescripciones orales de aquellas interacciones que le ocurrieron con el hemisferio derecho, <strong>del</strong>cual el hemisferio izquierdo se halla desconectado. No hay recursividad sobre aquello a lo que no hayacceso.Y este sujeto acoplado a nuestro lenguaje no vio una mujer desnuda, y lo único que hubo paraél fue un cambio en el tono emocional que, por cierto, tiene que ver con las conectividades de amboshemisferios con otras zonas <strong>del</strong> sistema nervioso que están intactas. Frente a ese cambio emocional,el hemisferio lingüístico construye una historia y dice: "Qué máquina tan divertida tiene usted."Podemos ir más lejos con esto. Sucede que hay un cierto porcentaje pequeño de humanos en losque la destrucción de uno cualquiera de sus dos hemisferios no interfiere con el lenguaje. Es decir,en los cuales hay sólo una leve lateralización. Afortunadamente para nosotros, una de estas escasas personasfue además un paciente sometido a comisurectomía y voluntario <strong>del</strong> mismo tipo de experimentosque venimos describiendo. La diferencia esencial es que es posible interactuar ahora por la izquierdao por la derecha con lenguaje y, en ambos casos, pedir respuestas que exigen reflexión lingüística.Paul, un muchacho de 15 años de Nueva York, era capaz, por ejemplo, de seleccionar la cuchara cuandose le pedía por medio de la palabra escrita en ambos hemisferios.En consecuencia, se diseñó para Paul una nueva estrategia experimental. <strong>El</strong> experimentador comenzabauna pregunta oral tal como "¿Quién...?" y los espacios en blanco eran completados por unaimagen en uno de los campos visuales, proyectándose, por ejemplo, "¿eres tú?". Esta pregunta, presentadaen ambos lados, recibió la misma respuesta: "Paul." Frente a la pregunta "¿Qué día es mañana?",la respuesta fue, adecuadamente "Domingo". Al preguntar al hemisferio izquierdo "¿Qué quieres sercuando grande?", la respuesta fue "Corredor de autos", lo que es fascinante, porque la misma preguntapresentada al lado derecho había dado como respuesta: "Diseñador."| |_J M. S. Gazzaniga y J. F. LeDoux, The Integrated Mind, Nueva York, Cornell University Press, 1978.

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