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Autores_Humberto Maturana, Francisco Varela - El Arbol del Conocimiento

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Aquel bagaje de regularidades propias <strong>del</strong> acoplamiento de un grupo social es su tradición biológicay cultural. La tradición es, al mismo tiempo que una manera de ver y actuar, una manera deocultar. Toda tradición se basa en lo que una historia estructural ha acumulado como obvio, comoregular, como estable, y la reflexión que permite ver lo obvio sólo opera con lo que perturba esaregularidad.Todo lo que como humanos tenemos en común es una tradición biológica que comenzó con elorigen de la vida y se prolonga hasta hoy, en las variadas historias de los seres humanos de este planeta.De nuestra herencia biológica común, surge que tengamos los fundamentos de un mundo común,y no nos extrañamos de que para todos los humanos el cielo sea azul y el sol salga cada mañana. Denuestras herencias lingüísticas diferentes, surgen todas las diferencias de mundos culturales que comohombres podemos vivir y que, dentro de los límites biológicos, pueden ser tan diversas como se quiera.Todo conocer humano pertenece a uno de estos mundos y es siempre vivido en una tradición cultural.La explicación de los fenómenos cognoscitivos que hemos presentado en este libro se ubica dentrode la tradición de la ciencia y se evalúa con los criterios de ésta. Sin embargo, es singular en cuantomuestra que, al intentar conocer el conocer, nos encontramos nítidamente con nuestro propio ser.<strong>El</strong> conocer el conocer no se arma como un árbol con un punto de partida sólido que crece gradualmentehasta agotar todo lo que hay que conocer. Se parece más bien a la situación <strong>del</strong> muchacho enla "Galería de los cuadros", de Escher (Fig. 75). <strong>El</strong> cuadro que mira, gradual e imperceptiblemente, setransforma en... ¡la ciudad en la que se halla la galería de cuadros! No sabemos dónde ubicar el puntode partida: ¿fuera, dentro? ¿La ciudad, la mente <strong>del</strong> muchacho? <strong>El</strong> reconocimiento de esta circularidadcognoscitiva, sin embargo, no constituye un problema para la comprensión <strong>del</strong> fenómeno <strong>del</strong>conocer, sino que de hecho funda el punto de partida que permite su explicación científica.<strong>El</strong> conocimiento <strong>del</strong> conocimiento obligaCuando Adán y Eva mordieron el fruto <strong>del</strong> árbol <strong>del</strong> conocimiento <strong>del</strong> bien y <strong>del</strong> mal, dice el textobíblico, se vieron transformados en otros seres, para nunca volver a su primera inocencia. Antes, suconocimiento <strong>del</strong> mundo se expresaba en su desnudez, y se movían con ella y en ella en la inocencia<strong>del</strong> mero saber; después, se sabían desnudos, sabían que sabían.A lo largo de este libro hemos recorrido el "árbol <strong>del</strong> conocimiento" y lo hemos visto como elestudio científico de los procesos que lo subyacen.Y, si hemos seguido su argumento e internalizado

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