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Nuestras ancestrasEduardo tuvo paciencia y nointentó forzarla a cumplir consus “obligaciones de mujer”. Porel contrario, la acarició duranteun largo tiempo, hasta que a lajoven le ardió la sangre, y sóloentonces siguió en sus insistenciasamorosas. Muchos hombres deahora deberían de aprender estapaciencia y consideración.Por su parte, ella no se entregópasivamente sino que participóen el juego pasional. Quedósatisfecha con la experiencia yquiso compartirla con su amiga,Leonor, que pronto se iba a casartambién.estaba sometida la mujer en esetiempo”.Por otra parte, revela a unaapología del sexo, explicableen parte dentro de los logrosideológicos de la revolución liberalde José Santos Zelaya, ocurrida en1893, apenas tres años antes de lapublicación del poema. A pesarde sus importantes méritos, la obrade Clementina del Castillo ha sidomuy poco estudiada. La críticaapenas la menciona, y es unagran injusticia.Rescatada del olvidoPara su tiempo, el poema es todauna revelación. Su lenguaje espropio de la época pero aúnahora se lee sabroso. Al parecer,tuvo un gran éxito porque fuereeditado en cuatro ocasiones, laúltima fue en 1919.Después cayó en el olvido, hastaque en los años 80 lo rescató uninvestigador literario nicaragüense,Jorge Eduardo Arellano.Impresionado, escribió sobre laobra: “Concentrados y felices, susversos proceden de una descargasorprendente de erotismo quesupera la censura moral a queLa Boletina No. 7027Foto: Archivo de La Boletina