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Spots Electorales. El espectáculo de la democracia - Soymenos.net

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Diario <strong>de</strong> campaña Roberto AlfaDiario <strong>de</strong> campaña Roberto Alfa36 37Día 14Día 16Un inserto certero en <strong>la</strong> cultura <strong>de</strong> masasLa gente está reventada. Las <strong>de</strong> prensa noduermen <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace tres días. En los ojos<strong>de</strong> todo el mundo se reve<strong>la</strong>n <strong>la</strong>s ganas <strong>de</strong>acabar, <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> hab<strong>la</strong>r, <strong>de</strong> cal<strong>la</strong>r. Hoytambién lo haré yo.Día 15Lo escribo <strong>de</strong> nuevo: vamos a ganar unos dosmillones <strong>de</strong> votos más. Otra cosa no sé.RumorRoberto Alfa solía <strong>de</strong>cir que el rumor es <strong>la</strong> esencia <strong>de</strong>una campaña política. <strong>El</strong> rumor tiene una fuerza imparable.No se pue<strong>de</strong> luchar contra él. Luchar contra élsignifi ca entrar en una dinámica <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>s y mentirasque atrapa todo razonamiento y lo ahoga en unaespiral <strong>de</strong> dudas insalvables. <strong>El</strong> rumor se propaga conuna rapi<strong>de</strong>z inusitada, llega a todas <strong>la</strong>s capas sociales,profesionales y culturales. Su efecto “bo<strong>la</strong> <strong>de</strong> nieve”pue<strong>de</strong> convertirse en una bomba si es utilizado perversamente;sólo hay que <strong>de</strong>jarlo en marcha y ver cómo semultiplica, dón<strong>de</strong> crece, qué formas adquiere y hastadón<strong>de</strong> ca<strong>la</strong> en el objetivo establecido. A modo <strong>de</strong> ejemplo,viene aquí al caso re<strong>la</strong>tar una <strong>de</strong> <strong>la</strong>s anécdotaspreferidas <strong>de</strong> Roberto, que siempre sacaba a co<strong>la</strong>ciónpara ilustrar los peligros <strong>de</strong>l rumor. Durante <strong>la</strong> campaña<strong>de</strong> Italia en <strong>la</strong> Segunda Guerra Mundial, los servicios <strong>de</strong>información estadouni<strong>de</strong>nses se enteraron <strong>de</strong> que <strong>la</strong>stropas alemanas en Montecassino no recibían su paga<strong>de</strong>s<strong>de</strong> hacía varios meses. I<strong>de</strong>aron una campaña <strong>de</strong>guerra psicológica basada en el <strong>la</strong>nzamiento <strong>de</strong> miles<strong>de</strong> octavil<strong>la</strong>s sobre los alemanes en <strong>la</strong>s que se acusabaa los oficiales germanos <strong>de</strong> quedarse con el dinero. Lanoticia no era cierta, pero <strong>la</strong> intención era generar <strong>de</strong>sconfianzae indignación entre los soldados, ya <strong>de</strong> porsí tradicionalmente distantes respecto a los privilegioshabituales <strong>de</strong> los mandos. Cuando los ofi cialesalemanes se enteraron <strong>de</strong>l rumor, quisieron manifestarcon total c<strong>la</strong>ridad y contun<strong>de</strong>ncia <strong>la</strong> falsedad <strong>de</strong> talesacusaciones mediante l<strong>la</strong>mamientos en <strong>la</strong> radio y en <strong>la</strong>prensa militar. <strong>El</strong> resultado fue <strong>de</strong>sastroso: soldados quenada sabían <strong>de</strong>l rumor acabaron conociéndolo y <strong>la</strong>s sospechas<strong>de</strong> los soldados sobre los oficiales no hicieron másque aumentar, hasta el punto <strong>de</strong> llegar a crearse un fenomenalconflicto <strong>de</strong> confianza. Roberto siempre <strong>de</strong>cía alrespecto: un rumor siempre tiene como finalidad hacersemás gran<strong>de</strong> y su modus operandi no es otro que conseguirque se hable <strong>de</strong> él. Nunca, bajo ningún motivo, hay querespon<strong>de</strong>r a un rumor insidioso. Pue<strong>de</strong> llevar al traste estrategiasen principio perfectamente p<strong>la</strong>nifi cadas.<strong>El</strong> mitin final <strong>de</strong> ayer fue bien. A pesar <strong>de</strong> quelos periodistas están tan cansados como nosotros,ahí estuvieron todos al pie <strong>de</strong>l cañón. Yome puse en <strong>la</strong>s gradas superiores <strong>de</strong>l estadio,en el gallinero. No quería estar ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> esosimbéciles que se ponen en primera fi<strong>la</strong> y quese obligan a sí mismos a levantarse y ap<strong>la</strong>udirconstantemente. No tengo por qué hacerningún mérito. Junto a mí, una señora yaentrada en años se lo miraba todo con frialdad.Ni ap<strong>la</strong>udía, ni vitoreaba. Se <strong>la</strong> veíaconcentrada en el evento, echando miradasrapidísimas al gentío para volver a dirigir<strong>la</strong>al escenario. Me quedé prendado <strong>de</strong> <strong>la</strong> señora.Sentada con <strong>la</strong>s piernas juntas, el bolso enel regazo, suave y ligeramente maquil<strong>la</strong>da,respiraba una notoria franqueza, una tranquilidadabrumadora. Me pasé un <strong>la</strong>rguísimorato mirándo<strong>la</strong> fijamente, esperandosecretamente que me <strong>de</strong>volviera <strong>la</strong> mirada. Loconseguí cuando le llegó el humo <strong>de</strong> uno <strong>de</strong>mis cigarrillos. Lo hizo lentamente, pestañeandocon parsimonia, como quien mira sinmirar, pero había una levísima sonrisa en surostro. No pu<strong>de</strong> evitarlo y me acerqué a el<strong>la</strong>mientras apagaba el pitillo. Le pregunté <strong>de</strong>dón<strong>de</strong> venía. Me <strong>de</strong>dicó una atención <strong>la</strong>rga yescrutadora. Al rato, levantó lentamente <strong>la</strong>sdos manos mientras <strong>la</strong> boca se le abría. Moviólos <strong>de</strong>dos pero <strong>de</strong> sus <strong>la</strong>bios no salió ningunapa<strong>la</strong>bra. Era muda.La “cultura <strong>de</strong> masas” o, más bien, <strong>la</strong> “industria cultural”nos <strong>de</strong>mostró que el consumidor no es el sujeto,sino el objeto. <strong>El</strong> mecanismo <strong>de</strong> esta industria ha ido<strong>de</strong>purando su funcionamiento y alejando a <strong>la</strong>s gran<strong>de</strong>smasas <strong>de</strong> sus preocupaciones y problemas reales a través<strong>de</strong> imágenes fuertemente i<strong>de</strong>alizadas con <strong>la</strong>s quepo<strong>de</strong>r i<strong>de</strong>ntificarse. Por otro <strong>la</strong>do, y mientras todo estosucedía, se imbuía a esa “masa-objeto” una i<strong>de</strong>ología,así como unos valores y una concepción <strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong>stinadosa su conservación. Los objetivos fundamentalesque el neocapitalismo asignó a <strong>la</strong> industria cultural secumplían puntualmente <strong>de</strong> este modo. ¿O era el neocapitalismoen sí mismo el que se fraguaba mientras todoesto sucedía?Con este panorama, el spot electoral ha participadotanto en el fondo como en <strong>la</strong> forma <strong>de</strong> <strong>la</strong> liturgia <strong>de</strong>una cultura masifi cada, aportando producciones muyevolucionadas y dinamizando <strong>la</strong> característica eclécticapropia <strong>de</strong> esta industria cultural, que p<strong>la</strong>ntea llegar almayor número posible <strong>de</strong> personas. Huir <strong>de</strong> <strong>la</strong> especialización,<strong>de</strong> <strong>la</strong> profundización, e intentar reunir el mayornúmero <strong>de</strong> elementos para hacer posible <strong>la</strong> captación<strong>de</strong> consumidores es su modo operativo.

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