El mecenas intelectualFélix WeilNacido en <strong>Buenos</strong> <strong>Aires</strong>, Félix José Weil (1898-1975) era el heredero natural de la compañíacerealera Weil Hermanos, de considerable gravitación en el mercado internacional de granos entre 1890y 1920 junto con Bunge y Born y Louis Dreyfus. Su padre Hermann Weil (1868-1927) fundó la firmacon sus hermanos en <strong>Buenos</strong> <strong>Aires</strong>. Provenía del mercado triguero alemán de la ciudad Mannheim aligual que su competidor, Alfredo Hirsch, gerente general de Bunge y Born. Hermann Weil modernizó elmercado argentino de trigo, al introducir la medida del gluten, el peso de 78 kilogramos para 100 litrosde trigo y un porcentaje máximo garantizado de otros elementos. Así, el trigo argentino se integró almercado internacional. La compañía cerealera Weil Hermanos fue disuelta en la década de 1920.Antes de la Primera Guerra Mundial, Hermann Weil se trasladó a Berlín donde frecuentó alKaiser, Guillermo II, y fue Consejero del Gobierno Imperial durante la guerra. Influyó en el Kaiserpara que en el frustrado acuerdo de paz con Gran Bretaña, ésta le cediera a Alemania las IslasMalvinas, cuyo destino posterior habría sido el traspaso a la Argentina.Hermann Weil dispuso que su hijo Félix, tras pasar su niñez en <strong>Buenos</strong> <strong>Aires</strong>, estudiara en un colegiosecundario y en una universidad alemana. En la Universidad de Tübingen, Félix Weil se acercó a las corrientesfilosóficas del marxismo histórico. Ajeno a los negocios, convenció a su padre de que, en 1924, dotaraa su Instituto de Investigaciones Sociales en la Universidad Johann Wolfgang Goethe de Frankfurt a. M.con un aporte que asegurara su funcionamiento. El Instituto atrajo a intelectuales de la misma orientaciónque Félix Weil, entre ellos a Georg Lukács, Karl Korsch, Karl August Wittfogel, Friedrich Pollock, MaxHorkheimer,Theodor W. Adorno, Herbert Marcuse, Erich Fromm, Leo Löwenthal y Walter Benjamin.Tras el asalto del nazismo al poder, el Instituto continuó su actividad en Nueva York y sereestableció en Frankfurt en 1950. Félix Weil, residente en los Estados Unidos, mantuvo el contactocon su creación. A partir de la revuelta estudiantil de París, en 1968, la llamada Escuela deFrankfurt (Frankfurter Schule), ejerció una influencia significativa en el ideario de la época, en particularmediante Herbert Marcuse, portaestandarte del marxismo.Por su parte, Félix Weil, después de su doctorado con el profesor Adolph Weber en la Universidad deFrankfurt en 1920, regresó a <strong>Buenos</strong> <strong>Aires</strong>, donde observó las condiciones del movimiento sindical argentino.Weil fue amigo personal de quienes forjaron la política económica argentina en los años 30,encabezados por Raúl Prebisch, Ernesto Malaccorto y Máximo J. Alemann. Fue consultado para laredacción del decreto reglamentario de la ley sobre el impuesto a los réditos, actualmente impuesto a lasganancias, al que contribuyó con sus conocimientos sobre los mercados de granos.Ya retirado en los Estados Unidos, Félix Weil publicó en 1944 un libro sobre laPág. anterior: Miembros del Argentina bajo el título en inglés Argentine Riddle, en el cual describe al país y susgrupo que frecuentaba Félix Weilproblemas, siempre enigmáticos para los extranjeros. En los últimos años de su(de pie, 2º de la der.). Entre ellosFriedrich Pollock (de pie, 2º de la vida, Weil fue testigo de la influencia que la escuela de pensamiento que había sidoizq.) y Georg Lukács (de pie, 4ºcreada gracias a su mecenazgo ejerció entre los intelectuales rebeldes de Europa ypor la izq.) (Foto: gentileza Institutfür Sozialforschung Frankfurt) de los Estados Unidos.6667
El Instituto Ibero-AmericanoInvestigación, información,ciencia y cultura desde BerlínPág. anterior: la Villa Siemens,ubicada en el barrio deLankwitz, Berlín, fue la segundasede –de 1942 a 1976– delInstituto Ibero-Americano, queademás es parte de laFundación Patrimonio CulturalPrusiano, desde 1962.Derecha: el primer director delInstituto, Otto Boelitz, desempacacon sus colaboradores los librosque llegaron de la Argentina, en1930. (Fotos: IAIPK)El Instituto Ibero-Americano FundaciónPatrimonio Cultural Prusiano (Ibero-Amerikanisches Institut PreussischerKulturbesitz) representa un ejemplo único de continuidad institucional al servicio del intercambiocientífico e intercultural con Iberoamérica. Estrechamente vinculado a la Argentina desde su origen,es también un importante actor en las relaciones bilaterales. Cuando en 1927 el erudito argentinoErnesto Quesada, quien a lo largo de su vida había construido sólidos vínculos académicos y personalescon Alemania, donó su biblioteca particular de más de 82.000 volúmenes a Prusia, Estado de laentonces República de Weimar, acompañó tal obsequio con una condición no menor: los libros deberíanservir como simiente de una institución encargada de cultivar las relaciones intelectuales entreAlemania y América Latina.El Instituto Ibero-Americano (IAI) fue inaugurado en Berlín, el 12 de octubre de 1930. Su primerdirector fue Otto Boelitz, ex-Ministro de Cultura y Educación de Prusia. Los planes elaboradospara la institución preveían el establecimiento de departamentos divididos por países y dirigidos porespecialistas de diferentes disciplinas, que realizarían tareas de investigación y llevarían adelante unprograma de publicaciones. Entre las actividades figuraba, además, el apoyo a los artistas y científicoslatinoamericanos residentes en Alemania.Pero, como tantas otras instituciones de la época, también los primeros pasos del IAI se vieron restringidostanto por los problemas presupuestarios derivados del derrumbe económico de esos años, comopor el terror del nacionalsocialismo. En 1934, Wilhelm Faupel, un general retirado que había actuadocomo asesor militar en la Argentina y en Perú, se hizo cargo de la conducción. Durante su gestión el IAIactuó al servicio del régimen nazi. Produjo escritospropagandísticos para el exterior y mantuvo estrechasrelaciones con grupos simpatizantes. No obstante,el trabajo científico y bibliotecario continuódesarrollándose con relativaautonomía en forma paralelaa la estrategia de Faupel.Finalizada la guerra, elInstituto pudo sobrevivircomo BibliotecaLatinoamericana, bajo laconducción de las autoridadesmunicipales de69