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Parte 2 - CLUB BERLIN (Buenos Aires)

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de seguidores. Eso fue contagioso.También hubo razones externas: la humillación sufrida después de laPrimera Guerra, el desempleo y la crisis económica que sobrevinieron a fines de los años 20.También hayque recordar que no todos los alemanes eran filósofos, así como no todos los alemanes de aquellos añosparticiparon de la locura. Es lo mismo que en el caso de la Argentina durante la última dictadura, cuandomuchos desviaron la mirada para no tener que ver lo obvio.-¿Qué otros recuerdos le vienen a la mente cuando piensa en esos años?-La inscripción con letras de alquitrán en un puente: “Deutschland erwache, Jude verkrache!”(¡Alemania, despierta; Judío revienta!).También me acuerdo muy bien de aquel 30 de enero de 1933,cuando en la radio transmitieron la asunción de Hitler como Canciller y Jefe del Gobierno alemán. Yotenía nueve años. Obviamente no entendía muy bien lo que pasaba. Pero sí tengo muy presente la cara demis padres durante la transmisión. Estaban preocupados, y eso se veía.A los pocos meses, el 30 de abril, hubo un boicot a los negocios judíos. Ante cada tienda afectada,había hombres vestidos con el uniforme marrón pardo. Les decían a los transeúntes: “Alemanes:no compren a judíos”. Ahí fue cuando empecé a sentir, que lo que estaba pasando, estaba dirigidodirectamente contra mí.-¿Se notaba ya entonces que el ambiente iba empeorando, que habría más violencia?-Hay un gran quiebre en lo que respecta a la persecución y a la emigración judía. Esa línea divisoriafue la así denominada “Noche de los Cristales”, la noche de los pogromos, cuando los seguidores deHitler atacaron y quemaron sinagogas en toda Alemania y condujeron a un gran número de judíos a loscampos de concentración. Hasta esa fecha muchos afectados se autoengañaban, pensaban que la situaciónse calmaría. Mi propia abuela, ingenuamente, llegó a decir: “Si Hitler supiera lo que está pasando,seguro que haría algo para parar esta locura.” Y eso era la opinión de una persona que había tenido unaeducación bastante rudimentaria. Pero, reflejaba la percepción de una gran parte de la sociedad. Los queemigraron antes de esa noche, pudieron llevarse algunas de sus pertenencias. Después de 1938, emigrarsignificaba muchas veces irse prácticamente con lo puesto.-Aún así, la pregunta se justifica: ¿Por qué el seguimiento a Hitler fue tan masivo, por qué llegó atantos en vez de a unos pocos?-El antisemitismo no era nada nuevo para esa época. Pogromos ya los había habido en Europa desde laEdad Media. Se hacía eco de ese odio en los chistes populares de los gentiles, en los proverbios, en las prédicasde la Iglesia. Incluso los cuentos para niños lo contemplaban, según lo demuestran algunos cuentos delos Hermanos Grimm. Como lo describiera alguna vez el escritor Heinrich Heine: los actos de antisemitismoeran como molestas picaduras de mosquitos en una cálida noche de verano. Formaba parte de la vida.-¿Cuáles eran las opciones? ¿Palestina?-En nuestro círculo más bien no. El sionismo todavía no era un concepto tan popular por entonces.Además, los ingleses habían restringido el ingreso de los inmigrantes judíos a la región. No, la idea eratrasladarse a algún país limítrofe con Alemania o emigrar a los Estados Unidos. De radicarse en otrocontinente, como América Latina, Nueva Zelanda o Australia todavía no se hablaba. Eso vino más tarde,cuando la mayoría de los países cerraron más y más sus fronteras.-¿Cómo se percató de ello?-Fue a principio de los años 30, cuando aparecieron los primeros carteles rojos en las paredes, en lascalles, que llamaban a los actos nacionalsocialistas y advertían: “Juden unerwünscht” (Judíos: indeseados).Eso molestaba.-¿Molestaba…?-Si, porque uno sabía que había círculos en los que los judíos no eran bienvenidos. Pero no era–todavía– nada existencial. Era como en Hamburgo, que no estaba bien visto ser católico (la ciudad deHamburgo, se caracterizaba por ser de confesión mayoritariamente luterana-protestante; nota de red.)-¿Por qué tuvo que ocurrir un progromo como el de la Noche de los Cristales para que la emigraciónse convirtiera en un éxodo?-Dejar todo atrás, todo lo que uno construyó a lo largo de una vida, no es nada fácil. Hay mucho dematerial en ello, pero también mucho de lo emocional. Dejar atrás a la propia cultura, el idioma con elque uno había crecido, la escuela, el negocio, la posición, los amigos, era y es algo muy difícil.-¿Los actos de persecución eran tan imperceptibles?-No se trataba de una persecución letal en ese entonces. Desde 1933 era más bien un tema de restricciones,de sustracción de los medios de vida, que fueron en aumento a partir del 9 de noviembre de1938. Por entonces, –nosotros ya habíamos salido del país–, se prohibió a los judíos la entrada a lugarespúblicos como los parques o los cines. Después se les negó el uso del tranvía. Ya más tarde el Estado lessacó el teléfono y les exigió también la entrega de los aparatos de radio. Finalmente, se les echó de sus8889

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