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El discurso sobre las competencias y el nuevo espíritu ... - Filosofia.net

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trabajo” 33 . Demandan, exigen, en fin, la mínima solidez (teórica) y la máximaflexibilidad (psicológica).Vayamos resumiendo (¿quince páginas para decir lo obvio?): bajo la tut<strong>el</strong>a deorganizaciones empresariales nacionales e internacionales 34 y, por otra parte, de unmodo más o menos inercial, con una automaticidad demasiado biológica y pocopolítica, los programas educativos tienden a ajustarse a este mod<strong>el</strong>o, a gravitar, apenassin resistencia, <strong>sobre</strong> la conformación óptima de la fuerza de trabajo en función de los<strong>nuevo</strong>s mod<strong>el</strong>os de gestión d<strong>el</strong> personal de <strong>las</strong> empresas.5. (<strong>El</strong> <strong>nuevo</strong> espíritu d<strong>el</strong> capitalismo.) Desde los años 70 hemos asistido a unareorganización de los modos de acumulación capitalista, así como a unareestructuración a escala internacional de la división técnica d<strong>el</strong> trabajo. Estas‘mudanzas’ socioeconómicas han ido acompañadas de unas nuevas narrativaslegitimantes y motivadoras, unas narrativas que, absorbiendo parte de la críticasesentayochista, enfatizan la autenticidad, la libertad, la autonomía y la realizaciónpersonal, unas narrativas que podríamos denominar ‘narrativas d<strong>el</strong> yo’. Los cambiosideológicos –y su corr<strong>el</strong>ato a niv<strong>el</strong> institucional– han ido acompañando <strong>las</strong> profundastransformaciones d<strong>el</strong> capitalismo, <strong>las</strong> mutaciones en los estilos de vida y la organizaciónd<strong>el</strong> trabajo, difundiendo una nueva subjetividad más apta para servir de soporte humanoa la acumulación y revalorización capitalistas.Si <strong>las</strong> coacciones sistémicas deben ser interiorizadas y justificadas, la escu<strong>el</strong>a,como instrumento de reproducción social, debe cumplir un pap<strong>el</strong> vital para la33 Ibid., p. 136. Joaquim Casal Bataller, en su artículo De la escu<strong>el</strong>a al trabajo (Cuadernos de Pedagogía,núm. 317, 2003) afirma que la supuesta adecuación entre <strong>el</strong> mundo escolar y laboral –según unapretendida r<strong>el</strong>ación proveedor-cliente– no es más que un espejismo producido por momentos de bonanzaeconómica, por un ciclo expansivo que alimenta esta ilusión manteniendo bajos los niv<strong>el</strong>es de paro (tantod<strong>el</strong> trabajo cualificado como d<strong>el</strong> no cualificado); sólo durante una fase depresiva se es más consciente deun estado de permanente inadecuación. Ahora bien –dejando de lado <strong>el</strong> debate <strong>sobre</strong> lo positivo onegativo de dicha r<strong>el</strong>ación y en qué condiciones sociales podría darse en una medida deseable–, de hecho,bajo <strong>el</strong> capitalismo no puede existir nada que se parezca a tal adecuación por la permanente caducidad d<strong>el</strong>a formación en términos de valor de cambio (proceso paral<strong>el</strong>o al de la desesperada exigencia estructuralde renovación tecnológica de la base productiva). La inadecuación se da por principio dentro d<strong>el</strong> mercadolaboral capitalista, carente de dirección, de planificación, imprevisible. Los adjetivos también son muyimportantes: <strong>el</strong> debate no es tanto la adaptación o no d<strong>el</strong> sistema escolar al mundo d<strong>el</strong> trabajo, sino almundo d<strong>el</strong> trabajo y la organización capitalistas. Creo que conviene añadir en este punto una referenciad<strong>el</strong> año 1976. En aqu<strong>el</strong>la fecha, Manu<strong>el</strong> Sacristán, Francisco Fernández Buey y otros profesoresparticiparon en una discusión promovida por la revista Cuadernos de Pedagogía (titulada Una estrategianueva para la Universidad, ver Cuadernos de Pedagogía, suplemento núm. 4). Pues bien, ya entonces lapatronal amagaba, ante <strong>el</strong> intolerable desfase entre los mundos de la empresa y <strong>el</strong> de la formaciónuniversitaria, con asumir directamente la reproducción de la fuerza de trabajo cualificado. Las nuevasreformas y la desregulación de <strong>las</strong> instituciones educativas (a través, por ejemplo, por lo que al ámbito d<strong>el</strong>a educación superior respecta, de la posibilidad de que sean <strong>las</strong> mismas empresas, como proveedoresprivados de educación, <strong>las</strong> que expidan créditos de formación) abren nuevas posibilidades en este sentido.34 “En efecto, la ideología pedagógica de <strong>las</strong> políticas oficiales neoliberales transforma la pedagogía d<strong>el</strong>capital, conducida por <strong>el</strong> Banco Mundial, en política oficial. No es casual que <strong>las</strong> nociones individualistasde <strong>competencias</strong>, habilidades para la “empleabilidad”, nueva vulgata d<strong>el</strong> campo educativo, asumancentralidad en <strong>el</strong> proyecto pedagógico dominante. Se trata de una perspectiva coherente con los procesosde desreglamentación, flexibilización y privatización económica y consecuente transformación de losderechos colectivos y de la organización colectiva en un mero contrato individual.” Gaudencio Frigotto,Trabajo, tecnología y r<strong>el</strong>aciones humanas, en Cuadernos de Pedagogía, núm. 309, 2002.16

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