para solventar los gastos en <strong>la</strong>boratorios y nunca los concedió. Yo no calificaría <strong>de</strong> fríasni <strong>de</strong> benévo<strong>la</strong>s <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones, más bien diría que eran nu<strong>la</strong>s. A <strong>la</strong> Universidad, si bienel<strong>la</strong> estaba físicamente a sus espaldas, jamás le prestó <strong>la</strong> atención que merecía.Andando el tiempo, hacia los años 20, 30... ¿qué preocupación recibió <strong>la</strong> Universidadpor parte <strong>de</strong> los políticos?Muchos políticos tuvieron intereses eminentemente «crematísticos», seguían el viejocamino <strong>de</strong>l dinero. La Universidad, en aquellos tiempos, no era un reservorio <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>sfuerzas intelectuales, era un medio para alcanzar una posición política. Los políticoseran caudillos, hombres provenientes <strong>de</strong> <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ses dominantes que no confiaban en <strong>la</strong>nueva intelectualidad ni en <strong>la</strong> nueva espiritualidad aportada por los estudiantes. Lospolíticos trataron <strong>de</strong> infiltrarse, pero lo hicieron a través <strong>de</strong> corifeos. En los años 40 seprodujo un verda<strong>de</strong>ro escándalo: <strong>la</strong> aparición <strong>de</strong>l l<strong>la</strong>mado bonche universitario. Elbonche es una etapa oscura, pero no por ello <strong>de</strong>bemos ocultar<strong>la</strong>. En esa etapa, lo mejor<strong>de</strong>l estudiantado se enfrentó a pseudogánsters, copiados <strong>de</strong>l estilo norteamericano <strong>de</strong>Meyer Lansky, <strong>de</strong> Al Capone, que pretendieron tomar <strong>la</strong> Universidad como sitio <strong>de</strong>albergue. Un profesor valiente, Ramiro Valdés Daussá —conservamos una tarja a sumemoria en el atrio <strong>de</strong>l Rectorado—, se enfrentó al bonche y pagó con su vida, pero noslibró totalmente <strong>de</strong>l f<strong>la</strong>gelo.¿Cuáles rectores cree se merecen un lugar privilegiado en <strong>la</strong> historia universitaria?En <strong>la</strong> época Real y Pontificia eran hombres <strong>de</strong> cuidada y erudita cultura. Pienso enfray Tomás <strong>de</strong> Linares, en fray Melchor Rosario y Sotolongo, un hombre que fue <strong>la</strong>organización en persona, pulcro en su escritura, quien dominaba perfectamente elgriego, el arameo y el <strong>la</strong>tín; en <strong>la</strong> figura sin par <strong>de</strong>l más gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> los rectores <strong>de</strong> esaépoca, el gran orador, canónico, prebendado y maestro fray Remigio Cernadas y <strong>de</strong> HitaSa<strong>la</strong>zar. En <strong>la</strong> época Real y Literaria, ya eran <strong>la</strong>icos los rectores; hay un momentofúlgido con <strong>la</strong> presencia <strong>de</strong> Felipe Poey y Aloy. Los otros rectores más <strong>de</strong>stacadoscorrespon<strong>de</strong>n al siglo XX: don Leopoldo Berriel, amén <strong>de</strong> <strong>la</strong>s críticas que se le pue<strong>de</strong>nhacer; el insigne naturalista Carlos <strong>de</strong> <strong>la</strong> Torre y Huerta; José Miguel Ca<strong>de</strong>nas yAguilera, con su solicitud en los afanes universitarios —a él <strong>de</strong>bemos <strong>la</strong> p<strong>la</strong>zahomónima—; Clemente Inclán y Costa, el rector magnífico por antonomasia, quien porobra <strong>de</strong> <strong>la</strong> Revolución quedó <strong>de</strong> Rector hasta entregarle el cargo a Juan MarinelloVidaurreta, primer Rector <strong>de</strong> <strong>la</strong> Revolución, pasando Inclán a ser Rector Ad perpetuumhasta su muerte.¿Algunas <strong>de</strong> <strong>la</strong>s tradiciones universitarias <strong>de</strong> mayor arraigo?La Universidad siempre tuvo el l<strong>la</strong>mado «bataklán» universitario: fiestascarnavalescas, don<strong>de</strong> se exaltaba <strong>la</strong> alegría y en <strong>la</strong>s cuales participaban también losantiguos manicatos, muchachos fuertes, valientes y, sobre todo, no corrompidos querechazaban a los «copiones» —los fraudulentos—; <strong>la</strong>s congas universitarias y <strong>la</strong>sactuaciones <strong>de</strong> figuras artísticas <strong>de</strong> gran valía como Ernesto Lecuona, Ignacio Vil<strong>la</strong> yRita Montaner. La Universidad contaba con hombres tan exquisitos en el <strong>de</strong>porteciencia como José Raúl Capab<strong>la</strong>nca o con <strong>de</strong>portistas insignes como el «RelámpagoBarrientos» o Jorge Lamar Schyewer. Ellos conjugaban lo que se l<strong>la</strong>mó el trípticoperfecto: los <strong>de</strong>portes que educaban el alma, <strong>la</strong> cultura, que ilustraba y atersaba elespíritu, y los premios entregados por los maestros, por <strong>la</strong> Universidad, para perpetuar<strong>la</strong> memoria <strong>de</strong> Martí y que luego condujeron a <strong>la</strong> instauración <strong>de</strong>l «Beso <strong>de</strong> <strong>la</strong> patria» entodas <strong>la</strong>s escue<strong>la</strong>s.
¿Cuáles eran los principales sitios <strong>de</strong> encuentro <strong>de</strong> los estudiantes?En los primeros años, el centro primordial <strong>de</strong> encuentro universitario y juvenil fue elPaseo <strong>de</strong>l Prado, que ya había sustituido a <strong>la</strong> antigua A<strong>la</strong>meda. Las que <strong>de</strong>spués seconocieron como <strong>la</strong>s esquinas <strong>de</strong>l pecado, Prado y Neptuno y San Rafael y Galiano,eran arterias comerciales muy concurridas. Más tar<strong>de</strong> esos espacios fueron sustituidospor sitios colindantes con el l<strong>la</strong>mado punto <strong>de</strong> ampliación <strong>de</strong>l Malecón habanero, sobretodo durante los meses <strong>de</strong> <strong>la</strong> canícu<strong>la</strong> ardiente. Luego se tras<strong>la</strong>daron a <strong>la</strong>s zonas <strong>de</strong>lVedado, fundamentalmente a lo que se l<strong>la</strong>mó «lengua asfaltada <strong>de</strong> piedras» —<strong>la</strong> calle23—, una arteria vital <strong>de</strong>s<strong>de</strong> L hasta Malecón. En el interior <strong>de</strong> <strong>la</strong> Universidad eran muyfrecuentada <strong>la</strong> P<strong>la</strong>za Ca<strong>de</strong>nas, y más aún el Patio <strong>de</strong> los <strong>la</strong>ureles, también <strong>la</strong> P<strong>la</strong>zaLídice, don<strong>de</strong> el doctor Fi<strong>de</strong>l Castro, siendo un joven estudiante, <strong>la</strong>nzó una arengamagnífica a favor <strong>de</strong> todos los oprimidos y perseguidos por el nazismo. Igualmentesolían reunirse en <strong>la</strong> intersección <strong>de</strong> <strong>la</strong>s calles San Lázaro e Infanta —don<strong>de</strong> hoy seencuentra el Parque <strong>de</strong> los Mártires—, lugar que entonces estaba ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> pequeñosestablecimientos para <strong>la</strong> venta <strong>de</strong> alimentos fríos o ligeros. Las insta<strong>la</strong>ciones domésticasque ro<strong>de</strong>aban <strong>la</strong> Universidad fueron asimismo puntos importantes <strong>de</strong> concentración,como el bien añorado por mí Bo<strong>de</strong>gón <strong>de</strong> Teodoro, que en verdad fiaba a losestudiantes.¿Y los profesores más renombrados?Recuerdo <strong>de</strong> los primeros años al gran pedagogo Carlos Aguayo; parece que por sus<strong>libro</strong>s estudiaron todos, incluidos mis padres y mis tíos. Después puedo recordar a donCarlos <strong>de</strong> <strong>la</strong> Torre y Huerta, el sabio naturalista; a los insignes médicos <strong>de</strong> <strong>la</strong> Facultad<strong>de</strong> Medicina, al gran Lan<strong>de</strong>ta, al magnífico Yarini, al gran<strong>de</strong> Núñez Portuondo, a losInclán, a don Pedro Castillo. Sobresalían, en el p<strong>la</strong>no <strong>de</strong> <strong>la</strong>s humanida<strong>de</strong>s, don ElíasEntralgo y Vallina, Jorge Mañach y Robato, Salvador Sa<strong>la</strong>zar, Bernal <strong>de</strong> Riesgo, quehabía sido un fuerte apoyo para Julio Antonio Mel<strong>la</strong>. En el p<strong>la</strong>no femenino estaban <strong>la</strong>silustres profesoras doña Vicentina Antuña y nuestra inmortal, <strong>la</strong> l<strong>la</strong>mo así porque ha<strong>de</strong>jado escue<strong>la</strong>, Rosario Novoa Luis.¿Y los trabajadores y be<strong>de</strong>les?Recuerdo a los hermanos Armenteros, eran dos, uno en Ciencias Sociales y DerechoPúblico y otro en <strong>la</strong> Facultad <strong>de</strong> Derecho. Recuerdo con mucho cariño a RobertoHernán<strong>de</strong>z, que tiene una p<strong>la</strong>ca en el interior <strong>de</strong> <strong>la</strong> Facultad <strong>de</strong> Derecho; recuerdo aPablito, a Heriberto, en Pedagogía, a Sanjinés en Medicina, a «Or<strong>la</strong>ndo Furioso», aquien l<strong>la</strong>maban así por sus cóleras, en Filosofía y Letras. Recuerdo también, en <strong>la</strong>Facultad <strong>de</strong> Veterinaria, a uno que usaba gruesos lentes y le <strong>de</strong>cían «No pil<strong>la</strong>». Eranpseudónimos cariñosos. Al <strong>de</strong> Agronomía le <strong>de</strong>cían «El guajiro», un señor <strong>de</strong> apellidoFernán<strong>de</strong>z <strong>de</strong> Ve<strong>la</strong>zco, si mal no recuerdo, que estaba siempre ve<strong>la</strong>ndo porque losmuchachos no se llevaran sus maticas y sus flores para rega<strong>la</strong>r a <strong>la</strong>s novias. Estaba unpersonaje un poco temible, be<strong>de</strong>l <strong>de</strong> <strong>la</strong> añeja Facultad <strong>de</strong> Ciencias Comerciales,«Cuentarrápido», quien, al repartir <strong>la</strong>s boletas, pronunciaba el nombre <strong>de</strong> uno y si ese nolo oía se quedaba sin nota. Había una mujer extraordinaria que limpiaba por <strong>la</strong> mañanaen <strong>la</strong> Guarnición —policía universitaria— y que más tar<strong>de</strong>, al igual que hoy Fillo, seencargaba <strong>de</strong> <strong>la</strong> antigua P<strong>la</strong>za Ca<strong>de</strong>nas. A el<strong>la</strong> <strong>la</strong> l<strong>la</strong>maban María <strong>la</strong> Gorda y se poníamuy brava por eso. Los estudiantes lo hacían para referirse, supuestamente, a <strong>la</strong> P<strong>la</strong>ya<strong>de</strong> Guanahacabibes, pero en realidad buscaban molestar<strong>la</strong>. Eran personas <strong>de</strong> irasapacibles, nunca provocaron escándalos ni problemas mayores.
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Teté Casuso le diría a Pablo que
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