PAISA J ISMOPor un frente marítimoecológico y didácticoUna mirada crítica al inacabado Parque Islas Canarias. Una propuesta para acercarse conamabilidad al mar… Por Santiago de la Puente. Fotografía de Guillermo Rodríguez y cedidas.Los espacios verdes en una ciudad tienen el prodigiosoefecto de liberarnos de la pesada carga del hormigón, sia eso le añadimos la proximidad del mar, entonces serámás estimulante el paseo, acompañados del murmullo suavede las olas, la visión relajante del horizonte y su terapéuticoazul marino.La ciudad de Arrecife se vuelca íntimamente con el mar, graciasal largo paseo marítimo que la une con Puerto del Carmeny que en el ámbito urbano engarza sus tres jardines másrelevantes: el Ramírez Cerdá, el Parque Islas Canarias y el ParqueTemático, conformando un todo coherente, haciendo deesta fachada la mejor imagen turística de la capital isleña.En pleno centro y equidistante de los otros dos se situaba elmalogrado Parque Islas Canarias, el cual fue construido enel lugar de una antigua playa donde había una carpinteríade ribera, que fue rellenada en el pasado siglo para conformaruna amplia explanada. A mediados de la década de losaños sesenta de la mano de César Manrique se transformó enun prodigioso jardín en forma de pez, dividido en parterresrotulados por bajos muretes blancos y enarenados de picón.Contenía una selección de especies vegetales propias de todaslas islas del archipiélago, traídas bajo el patrocinio de laMancomunidad de Cabildos Insulares. Tenía dos plazas: unacircular a la cabeza, junto al Gran Hotel, dispuesta con bancoscorridos en distintos niveles y en el lado opuesto un auditorioprecedido de una inmensa plaza elíptica utilizada como ágorade los principales festejos municipales. Entre esta última yel jardín estaba situada la escultura titulada Barlovento obramanriqueña conocida con el sobrenombre de “La Chatarra”fabricada con restos de barcos, que con el correr de los añosllegó a convertirse en un símbolo más de la ciudad.La llegada a la alcaldía de María Isabel Déniz supuso un vuelcopara este enclave repleto de árboles de gran porte. Determinóla necesidad de renovarlo en contra de la voluntad de muchosciudadanos, con un proyecto ambicioso de los arquitectosRamón Chesa Padrón y Javier Mena Marqués fechado en diciembrede 2003 y promovido por la sociedad AparcamientoParque Islas Canarias. La intervención supuso la construcciónde un parking subterráneo, la restauración integral del ArrecifeGran Hotel y el ajardinamiento del espacio superior concebidocomo un parque urbano fundido con el mar y de claraconcepción contemporánea.El parque se estructura en tres ámbitos bien diferenciados: unborde de mar permeable, sin obstáculos visuales con vistasEl Parque Viejo de César Manrique. Foto tomada entre 1963 y 1965 (Archivo de32<strong>abril</strong> <strong>2009</strong>
El proyecto original contemplaba masa arbórea en el parque.a la isla de la Fermina, unos parterres ajardinados con plazoletasresiduales y el entorno desahogado del Arrecife GranHotel formando una plaza con un paseo mirador sobre un dique.Cuando nos enfrentamos a un espacio de esta naturalezanuestras proyecciones emocionales para su uso y significadoestán impulsadas por la textura, el color y la luz.La textura se aplica a la superficie por medio de movimientosde planos. Son los parterres, fragmentados en una serie deporciones inclinadas de entre treinta y setenta centímetros losque, gracias a la manipulación escultórica, consiguen transmitirnosuna sensación de constante movimiento terrestre yacercarnos más a la anarquía de la naturaleza. La pavimentacióntambién goza de un papel importante, ya que por mediodel juego de materiales quedan acotadas las áreas y sus usos.La madera de teca junto al mar y en el paseo central, que lofunde con la ciudad de forma sutil, nos coloca sobre la cubiertade un imaginario barco. La tierra batida para los corredorestransversales de irregular anchura dedicados a juegos infantilesy espacios de esparcimiento, el adoquinado del frente urbano,abarcando todo lo largo de la Avenida Mancomunidad,percibido como espacio de tránsito rodado y el azulejo roto dela plaza del auditorio como enclave festivo.El color proporciona información cultural y biológica. Los revestimientosde piedra gris de los muros de contención de losparterres, el picón y rofe en los enarenados previstos en elproyecto, hoy sustituidos en parte por un incomprensible césped,se constituyen en distintivos del paisaje lanzaroteño. Lasespecies propuestas, que no plantadas, fueron elegidas porsu bajo consumo en agua, es el caso de las tapizantes quedeberían haber aportado el verde y los puntos de color ensuperficie, arbustos de porte bajo y vegetación suculenta depoca altura, ocho árboles de gran porte tales como ficus plantadosen alcorques fabricados ex profeso, además de ginkgo,magnolias, algarrobo, jacaranda e hileras de palmeras en losprincipales paseos de circulación darían la necesaria sombray viveza en el futuro.La luz artificial, si estuviera completa, transformaría el sitiohaciendo posible su disfrute nocturno, planteado en cuatroniveles de iluminación: las farolas arbóreas torcidas modeloTronic para iluminación en altura, focos debajo de árbolespara destacarlos de forma inesperada, postes de luz de un metrode altura en las zonas de paseo y láminas de cristal o pavésincrustados en el suelo que irradiarían luz del parking subterráneohacia arriba en la noche, a la par que filtrar luz diurnahaciendo del forjado una membrana de unión entre ambos.Plataformas en dos niveles, previstas en el primer proyecto.Indudablemente el proyecto quedó incompleto, faltan loskioskos y un restaurante para darle vida, también un paseode esculturas de jóvenes promesas locales, presidido por LaChatarra, en el lado de la avenida, que darían sentido a lasventilaciones de acero corten diseñadas por los arquitectos einspiradas en minerales cristalizados y en el cuadro El mar heladode Caspar D. Friedrich. Al igual que el triple simbolismodel agua salvaje en el mar, domada en los pantalanes y urbanaen las orográficas fuentes de azulejos rotos que permanecenapagadas.En la actualidad el lugar es fruto de encarnizadas polémicasque plantean su derribo, tras la sentencia del Tribunal Superiorde Justicia de Canarias que anula las licencias de construccióny apertura, y que fue ratificada por el auto del TribunalSupremo de 8 noviembre de 2007. Ante la tesitura de supérdida, proponemos ahondar en el genius loci captado porsus autores, incluyendo una nueva faceta ecológico-didácticaque falta por definir en el frente marítimo capitalino. Es decir,retomar unas plataformas en dos niveles presentes en elprimer proyecto y ubicarlas en las gradas de la zona de lospantalanes, permitirían un acercamiento amable al mar, hacerun embarcadero para alquiler de botes de remos y un aula deinterpretación del entorno marino y de aves limícolas, restaurandoel ecosistema submarino y replantando las doscientasespecies de algas perdidas.33