13.07.2015 Views

leer-una-muestra-de-aevum

leer-una-muestra-de-aevum

leer-una-muestra-de-aevum

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

AEVUM – ©Lena Blaudi otro sorbo al té y encendí un cigarro. Cuando comenzaba a disfrutar <strong>de</strong> aquel glorioso momento<strong>de</strong> absoluto relax, un aroma sexy y peligroso me ro<strong>de</strong>ó. Y <strong>una</strong> voz sonó <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> mí. Una voz queno hacía mucho me había sacado <strong>de</strong> mis casillas.―Veo que no te gusta seguir los sabios consejos que te doy ―la sensual y grave voz <strong>de</strong>Axel me hizo dar un respingo.―No, no me gustan tus consejos ―gruñí―. Y tampoco que me asusten cogiéndome<strong>de</strong>sprevenida.―Lo siento ―se disculpó con palabras, pero su mirada no <strong>de</strong>cía lo mismo. Se lo estabapasando en gran<strong>de</strong> provocándome―. No era mi intención asustarte.―¿Ah no? ―pregunté con ironía―. Pues <strong>de</strong>slizándote tan silencioso como un gato no esla mejor manera <strong>de</strong> aproximarte a alguien. Es mejor avisar si no quieres matarle <strong>de</strong> un susto.―¿Siempre eres tan exagerada? ―inquirió, levantando <strong>una</strong> <strong>de</strong> sus cejas castañas <strong>de</strong> <strong>una</strong>forma irresistible. Era un gilipollas, sí, pero también estaba <strong>de</strong> muerte.―Yo no soy exagerada ―le corregí―. En cambio, tú eres un maleducado y unentrometido.Axel permaneció en silencio durante unos interminables segundos como si sopesara mispalabras. Mientras tanto, también se entretuvo observándome sin disimulo. Aquellos rasgados ojosavellana claro, casi miel, me analizaban <strong>de</strong>tenidamente. ¿Qué narices estaría pasando por aquellasiniestra y hermosa cabeza?―Es <strong>una</strong> lástima que pienses eso, preciosa ―dijo al fin con <strong>una</strong> inquietante mediasonrisa en sus labios―. Ya te dije que mi intención no es fastidiarte. Lo único que pasa es que esehábito tuyo <strong>de</strong> fumar me parece muy nocivo y me gustaría que comenzaras a plantearte <strong>de</strong>jarlo<strong>de</strong>finitivamente.―¿Y qué más te da a ti lo que yo haga? ―pregunté exasperada―. No me conoces <strong>de</strong>nada, así que no sé por qué estás tan empeñado en salvarme <strong>de</strong> mis vicios.―No, no te conozco ―admitió afilando su mirada. Se sentó en la butaca que habíafrente a la mía y continuó observándome fijamente―. Pero eso no es <strong>una</strong> razón que me impidaavisarte <strong>de</strong> lo malo que es fumar.―No necesito los consejos <strong>de</strong> un <strong>de</strong>sconocido ―repuse molesta.―Yo sólo soy sincero ―se <strong>de</strong>fendió―. No creo haberte dicho nada ofensivo.―No, no me has ofendido ―admití―, pero me molesta que me an<strong>de</strong>n sermoneando.Esa actitud autoritaria con la que vas por ahí no es la mejor forma <strong>de</strong> caerle bien a la gente.―¿Quién te ha dicho que yo quiera caer bien a la gente? ―inquirió con suficiencia.Aquella mirada tan peligrosa regresó a sus ojos.40

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!