You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
AEVUM – ©Lena Blau―Así lo haré entonces, Daniela ―contestó él, remarcando intencionadamente minombre mientras me observaba <strong>de</strong> <strong>una</strong> forma <strong>de</strong> lo más in<strong>de</strong>scifrable―. Voy a entrar a por uncafé. ¿Quieres algo?No sabía si <strong>de</strong>bía quedarme allí con un tipo tan intrigante y misterioso, pero lo cierto esque alg<strong>una</strong> <strong>de</strong>sconocida fuerza me <strong>de</strong>cía que no me fuera aún. No entendía qué era lo que leocurría conmigo; la primera vez que lo había visto me había mirado como si me odiara y ahoraparecía estudiar cada uno <strong>de</strong> mis rasgos con <strong>una</strong> intimidante y malévola curiosidad. Lo máspru<strong>de</strong>nte habría sido pasar <strong>de</strong> él olímpicamente, pero el magnetismo que Axel emanaba memantenía en vilo y no tenía ning<strong>una</strong> prisa por llegar a casa todavía. Era esa hora mágica en la quecomienza a atar<strong>de</strong>cer y la luz <strong>de</strong>l crepúsculo tiñe todo <strong>de</strong> <strong>una</strong> luz especial.―Sí, tomaré otro té helado ―acepté.―Enseguida vuelvo ―añadió con voz neutra mientras <strong>de</strong>jaba el casco en la silla y sedirigía al interior <strong>de</strong>l establecimiento.Esta vez no llevaba vaqueros, sino unos Dockers <strong>de</strong> color claro con <strong>una</strong> sencilla camisetablanca que no se había molestado en meter <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los pantalones. Su pelo corto y onduladoestaba algo revuelto. La sencillez <strong>de</strong> su ropa resaltaba aún más su cuerpo perfecto y su bellísimorostro <strong>de</strong> duras y marcadas facciones. ¿Por qué los chicos malos siempre tienen que ser taninteresantes? Anthony, por ejemplo, era mucho más amable y educado. Y aunque era guapo, ni porasomo <strong>de</strong>sprendía la sensualidad y la fuerza <strong>de</strong> Axel. Éste, con tan sólo mirarte, te <strong>de</strong>jabasuspendida en el aire como si el tiempo se <strong>de</strong>tuviera.Cuando regresó con las bebidas, las <strong>de</strong>jó sobre la mesa y se sentó <strong>de</strong> nuevo.―¿Vives por aquí? ―pregunté, intentando tener <strong>una</strong> conversación trivial con aquelindividuo tan impenetrable.―No, no vivo en la ciudad. Anthony y yo tenemos un negocio <strong>de</strong> motos en Covington,al otro lado <strong>de</strong>l lago Pontchartrain. Y yo vivo cerca <strong>de</strong>l taller.―Sí, Anthony me contó vuestra afición a restaurar motos clásicas. ¿Él también vive allí?―No, vivo yo solo. Nos llevamos bien como socios, pero nunca querría a ese<strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nado como compañero <strong>de</strong> piso ―comentó divertido. Un atisbo <strong>de</strong> simpatía asomófugazmente a sus ojos―. Anthony tiene <strong>una</strong> casa en Old Metairie. Una casa preciosa, por cierto.―¿Os conocéis <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace mucho? ―seguí preguntando.―Sí, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace bastante ―respondió con un tono irónico que no supe cómointerpretar.―¿Estudiasteis juntos en la universidad?42