mujeres correspondiente

20 Eran también los tiempos en que la producción
industrial se abría paso, se fortalecían las ciudades y
se sustituía a la producción feudal. Las colonias jugaban
un papel necesario para las economías imperiales,
como España.
No se puede colonizar a los iguales, así, los indios
fueron relegados a las afueras de las ciudades coloniales
y las mujeres confinadas a lugares cerrados. En los
países de América colonizados por España, la discriminación
al mundo indígena y al de las mujeres se fue
dando a la par.
a sabiendas de que siempre estuvo en el filo de la
navaja. La iglesia católica la persiguió. “¿No soy yo
gente? ¿No es forma racional / la que me anima?…”,
escribió alguna vez.
A Sor Juana, lo que más le costaba trabajo era
obedecer, dadas las costumbres de la época y los
dictados de su religiosidad. Era por eso la noche, en
la soledad de su celda conventual, donde su espíritu
encontraba el espacio de libertad; en cierto modo,
el cuarto propio que todas queremos para estar en
paz: el espacio de nuestro deseo.
Sor Juana, a la que lo mismo apasionaba cocinar que
estudiar y escribir (pensándolo bien, los tres quehaceres
son confecciones que se parecen… juntan
ingredientes), se hizo famosa porque con su notable
escritura irrumpió en el excluyente mundo masculino:
no sólo escribía poesía, en cierto modo aceptable en
las mujeres, sino que también cultivó en el género del
sermón y el del discurso ¿cuándo se había visto una
mujer que se atreviera a pontificar? Su escritura fue
sumamente culta y también fina, sutil e inteligente,
Juana de Asbaje, es pues un símbolo que nos inspira:
se atrevió a desafiar las reglas de su tiempo, incursionó
en terrenos vedados a las mujeres, buscó siempre
caminos para ser ella misma, se afanó en superarse…
no fue una mujer de quejas, sino de valor.
Murió víctima de la peste, contagiada por sus compañeras
de convento enfermas, a las que cuidó con
generosidad hasta el fin.