mujeres correspondiente

40 Y, ¿acaso no hemos vivido lo mismo las mujeres y los
hombres trans, las primeras desde su transición y aún
antes y los segundos antes de comenzar a transicionar
e incluso después? Unas y otros trans vivimos o vivieron,
al menos en alguna medida, la socialización de
las mujeres cissexuales, las mismas, o parecidas,
o más graves opresiones y violencias, por el género,
por nuestra identidad de género, por ser vistas como
un problema para el status quo binarista.
denunciando, al mismo tiempo, la ausencia de factores
que también influyen en la exclusión y la dominación
como la clase, el color de la piel o la orientación sexual.
Las lesbianas feministas, por su parte, también
señalaron otra de las exclusiones en que caía el
feminismo tradicional: la de las mujeres lesbianas,
afirmando que el feminismo contiene una presunción
de heterosexualidad en sus teorías y prácticas políticas,
lo que lo hace heteronormativo.
Por ello, representa una violencia y marginación seguir
afirmando a “las mujeres” como el único sujeto del
feminismo, sobre todo si esta categoría es entendida
de forma biologicista, excluyente y normativa. El
feminismo tradicionalmente había asumido la existencia
de un sujeto “mujer”, una categoría definible bajo
la cual se podía agrupar a todas las mujeres pero,
desde los años de 1980, la idea de “un sujeto único
del feminismo”, tal y como se entendida hasta ese
momento, entró en crisis.
En estas últimas décadas, asimismo, muchas personas
travesti, transgénero y transexual nos hemos
venido cuestionando sobre el significado del género, y
estamos cambiando nuestras concepciones acerca del
mismo, que anteriormente considerábamos como un
hecho biológico intercambiable con el sexo, encontrándonos
en este cuestionamiento con los planteamientos
feministas y demandando que nuestras propias
experiencias y reivindicaciones sean igualmente reconocidas
como parte de la lucha feminista.
A esta crítica del tradicional sujeto social del feminismo
contribuyeron poderosamente dos corrientes: el
feminismo postcolonial y el feminismo lésbico.
Feministas negras, chicanas, mestizas, asiáticas,
mujeres obreras, etc., manifestaron la carga imperialista
y colonizadora de este sujeto “mujer” del feminismo,
un sujeto burgués, blanco, occidental y heterosexual,
Como consecuencia, el feminismo de la tercera ola,
de la diversidad, se va “ennegreciendo”, “indigenizando”,
“cholificando”, “transgenerizando”, “lesbianizando”, en
suma: “desnormalizando”.
Hay que destacar que un reto que sigue encarando el
feminismo, y que es enérgicamente enarbolado por
el feminismo de la diversidad, es el abatimiento de los