Entrelíneas 01

Parque Ecuador. Fotografía: Gustavo Inostroza
¿Se cumple el objetivo?
Por Gustavo Inostroza
Todos sabemos que hace un par de años se instaló el programa de Elige Vivir Sano, una serie de opciones que pretendía brindarnos las
herramientas para poder combatir la obesidad, ya que Chile es el quinto país con más obesidad según la Organización para la Cooperación
y Desarrollo Económico (OCDE), pero ¿podemos decir que se está cumpliendo el objetivo?
Es muy fácil poder decir que no hacemos ejercicio porque se nos es difícil acceder a un gimnasio o que no tenemos el tiempo necesario
para poder ponernos a tono. ¿Qué es lo que pasa cuando tenemos el acceso a cualquier hora del día y sin tener que pagar un peso? Ahí
es cuando tenemos que preguntarnos si es culpa de la accesibilidad o de nosotros mismos.
Somos una sociedad que en su mayoría no tiene la costumbre de hacer ejercicio, una sociedad que le encanta alegar y que le encanta
no mover un dedo para conseguir todo lo que quieren. Si bien el objetivo no se cumple porque no tenemos las ganas, tenemos que
saber que existen personas que ni siquiera pueden dejar tranquilas las plazas saludables, es muy común verlas rayadas, destruidas o
tatuadas con el más clásico “Juanita y Pedrito se aman por siempre¨.
¿Hasta cuándo vamos a dejar que esto siga así? Tenemos todas las herramientas, ya es tiempo de dejar las excusas y tomar las riendas
de nuestra salud. ¿Hasta cuándo seguiremos siendo los gordos de Latinoamérica? Felicitaciones a la gente que se levanta cada día
a hacer ejercicio, a utilizar las oportunidades que se nos da día a día, aunque sean pocos.
Obras civiles a la chilena
Por Nicolás Fajuri Clarke
Recuerdo haber visto en televisión, años atrás, una fotografía de una calle fracturada al medio, en la que la mitad del lado derecho se
había hundido cerca de un metro respecto a su par. Pasaron los días, quizás un poco más de una semana, no lo recuerdo con exactitud,
cuando, también por televisión, mostraron otra fotografía de la misma calle – obtenida desde el mismo lugar y ángulo – en la que se vio
el terreno y el pavimento completamente nivelado y reparado. Ocurrió en Japón. La destrucción de la calle se produjo por el terremoto de
9,1 grados en la escala de Richter, que remeció a esa nación el once de marzo de 2011.
El increíble y eficiente trabajo de reconstrucción civil del país nipón se explica no sólo por la diferencia con Chile entre los recursos
económicos destinados para ello, sino más bien por el compromiso y el trabajo de una sociedad que está acostumbrada a levantarse
luego de haber vivido miles de años de historia de grandes triunfos y amargas derrotas. Es esa convicción de comprender que los éxitos
y el desarrollo se logran gracias a la perseverancia y la disciplina expresadas en el trabajo duro, concepto que a las autoridades en Chile
parece no gustarles oir.
Cité el ejemplo de Japón para buscar una explicación a las demoras de los trabajos de reconstrucción de algunas de las principales
calles del casco urbano de Concepción. Los otrora arreglos en Maipú (al fin terminados) y las actuales intervenciones en avenida
21 de mayo y en la diagonal Pedro Aguirre Cerda, cerca de la Universidad de Concepción, dan cuenta de una cultura que está acostumbrada
a que las tareas se realicen de forma lenta, bajo la ley del mínimo esfuerzo, aunque ello signifique convivir con los atochamientos
vehiculares a primera hora del día y en la tarde. Pareciera no importarnos.
Explicaciones pueden haber muchas: la corrupción en las licitaciones de las obras, la precariedad laboral, la maquinaria, el
empedrado, la inexpertis de los trabajadores, el sol, el viento, los transeúntes que miran feo a los trabajadores, lo que fuere. Lo cierto es
que es un comportamiento común en Chile, es la norma: quejarnos por lo que no hacemos bien. Es lo que debemos cambiar.
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