Entrelíneas 01

extra programáticas dentro de
la institución académica sirvieron
de plataforma para abrir
nuevas puertas, principalmente
conocer gente con la cual se
generaron instancias en las
que pudo participar en torno a
distintas disciplinas de danza.
Aquí inicio con Danza Afro,
la que sería el primer tipo de
baile, y donde su veta artística
buscó ser más explorada.
A pesar de ser hijo único, y
rompiendo completamente con
el mito, no se considera regalón
de sus padres, de quienes está
muy agradecido por la ayuda
que le han brindado. “Siempre
he contado con el apoyo de
ellos, sobre todo en lo referente
a la universidad, hicieron un
gran esfuerzo y compraron un
departamento en Concepción
que es donde actualmente vivo
solo, pero en lo que es baile me
lo costeo todo yo, porque es
algo que siento más personal”,
expresó.
Es así que con mucho esfuerzo
se ha costeado viajes a Santiago,
Arica y Argentina, todo con
el objetivo de profesionalizarse
más en esta actividad que le
apasiona.
En paralelo a sus estudios,
se desempeña como profesor
de danza en las academias
Black Dance Studio y en Petite
Dance, donde enseña tanto a
grandes como a jóvenes. Su
fuerte, y por consiguiente la disciplina
que imparte, son aquellos
bailes de ritmos urbanos,
como es el caso del House. Ser
profesor de niños menores no
es nada sencillo a lo cual señala
que “enseñar depende de la
edad, hay niños pequeños de
3 ó 4 años que desordenan la
clase y terminó haciendo algo
completamente diferente a lo
que planee, pero los niños más
grandes de 9 a 11 años me siguen,
se dedican e incluso me
exigen más”.
Con la actual pasión que siente
por la danza, en algún momento
se cuestionó porque recién
en su segundo año universitario
decidió dar el gran paso
artístico. “He pensado en que si
hubiese tomado antes danza,
sería ahora un tremendo bailarín,
pero si me pongo a analizar
cómo ha sido mi vida, creo que
todo llega en el momento más
adecuado”, afirmó. Además
añade que “mi personalidad
actual es bastante activa y
extrovertida, no se parece al
joven que fuí en mi adolescencia”.
Pareciese que el Felipe de
enseñanza media quedó atrás,
ahora se atreve tomar nuevos
desafíos y a experimentar otros
tipos de bailes, aunque a pesar
de todo, no se sienta tan afín a
ellos. Actualmente se encuentra
estudiando ballet en la academia
Petite Dance. Asegura que
le gustan los retos, por lo cual
no teme salir de su zona de
confort con tal de poder transformarse
en un profesional de
la danza integral. “Tomé clases
de ballet como un desafío
porque quiero ser bailarín, a
eso apunto, quiero perfeccionar
los movimientos y aprender a
pulirlos mejor”, añadió.
Como pretensiones a futuro,
terminar su carrera es lo primordial.
“Quiero ir a Santiago
a trabajar como ingeniero y
además seguir tomando clases
allá, pero muy a futuro me
gustaría ir a Estados Unidos
por un tiempo, que es donde
se encuentran las escuelas profesionales
de ritmos
urbanos y luego volver a
Concepción netamente a hacer
clases de esos ritmos”, de este
modo, considera que puede
sentar un precedente en la
Región del Biobío sobre ritmos
urbanos, ya que actualmente
no existe ninguna escuela que
forme profesionales de bailes
callejeros.
Fotografía: Nicole Escobar
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