La Bocina Nº 333 - Mayo 2016
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
*- . *- . / - - *- . / - _ * _ * - *- . / - _ * _. / - _ _ . / - * - _ *- _- _ * _. / - _ _/ - . / - _ *_ * _ Nota<br />
Fotos: <strong>La</strong> <strong>Bocina</strong><br />
NO hay un error en el título. Si el<br />
autor del tango dice “Un pedazo de<br />
barrio allá, en Pompeya...”, la muestra<br />
del artista y vecino Beto Páez me<br />
sugirió reformular la letra. Porque es<br />
exactamente eso: un pedazo de barrio.<br />
O un universo más chico aún: la casa<br />
de su infancia y sus aledaños. Con parientes,<br />
vecinos, gente que pasa, vendedores<br />
ambulantes e incluso, el<br />
baldío de al lado.<br />
<strong>La</strong> referencia a la ubicación es explícita:<br />
Arregui 5028, pleno barrio de<br />
Monte Castro. Beto ilustra el cartelito<br />
con la dirección varias veces en sus<br />
hermosas obras, detallistas hasta en<br />
el juanete de su abuela.<br />
Por lo descripto, queda claro que la<br />
época es fines de los ‘40, principios<br />
de los ‘50.<br />
Y ahí están los personajes principales:<br />
Beto empezó por su mamá,<br />
América. En estas páginas puede vérsela<br />
a la derecha. <strong>La</strong> señora está calentándose<br />
las manos en un brasero.<br />
Claro, hace 60 años no había llegado<br />
el gas por estos barrios. Detalles que<br />
llevan a imaginarse el modo de vida<br />
de nuestros padres y abuelos, sin las<br />
comodidades de hoy.<br />
Bero le regaló este escrito, al pie de<br />
su obra:<br />
“América nunca conoció el mar<br />
y tampoco se lo imaginó.<br />
Su mundo era la cocina.<br />
<strong>La</strong>s ollas y sartenes hablaban por<br />
ella.<br />
Un dulce casero de naranja a punto,<br />
era como ir al cine.<br />
Una buena amasada de ñoquis<br />
tenía más encanto que ir de compras.<br />
América nunca conoció el mar,<br />
su playa era de estacionamiento.<br />
Los cabellos parecían olas pintadas<br />
en gris y plata,<br />
algunas se elevaban al cielo,<br />
sobre todo después de la siesta.<br />
América nunca conoció el mar<br />
pero recomendaba sus baños”.<br />
Emotivo, no? Pues bien, ahí está<br />
América, gorda como eran las señoras<br />
de antes, con su delantal y su<br />
silla de paja. Así era la vida entonces.<br />
Esa misma silla que se ubicaba bien<br />
cerquita del brasero, era la misma<br />
que se asomaba a la vereda en las