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Glosario de Terminos GENERO

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49 D<br />

las primeras categorías implican superioridad y<br />

autoridad. Por ello, es a partir <strong>de</strong> esta construcción<br />

dicotómica y naturalizante que se articula<br />

la discriminación simbólica <strong>de</strong> lo femenino.<br />

Esta valencia diferencial <strong>de</strong> los sexos<br />

se ha eternizado con fines específicos para<br />

cada momento histórico, como en algún<br />

momento lo fue el reconocimiento <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r<br />

masculino sobre el femenino en el intercambio<br />

<strong>de</strong> mujeres entre tribus <strong>de</strong>scrito por Lévi<br />

Strauss, así como en los or<strong>de</strong>namientos socioestructurales<br />

que impi<strong>de</strong>n la participación <strong>de</strong><br />

las mujeres en ciertos ámbitos, señalados por<br />

Sherry B. Ortner (1979) como las pruebas <strong>de</strong><br />

la <strong>de</strong>svalorización cultural <strong>de</strong> las mujeres. Por<br />

ello, es indispensable partir <strong>de</strong>l reconocimiento<br />

<strong>de</strong> la discriminación simbólica como un mecanismo<br />

social producido a partir <strong>de</strong> un trabajo <strong>de</strong><br />

eternización que incumbe a instituciones interconectadas<br />

como la familia, la Iglesia, el Estado,<br />

el trabajo y las diferentes representaciones<br />

culturales con las que se naturalizan las dicotomías<br />

masculino-femeninas como relaciones <strong>de</strong><br />

discriminación y subordinación simbólica.<br />

A pesar <strong>de</strong> todo, la <strong>de</strong>sigualdad no pue<strong>de</strong><br />

concebirse como resultado directo <strong>de</strong> la naturaleza.<br />

Cabe recordar que se instaura a través <strong>de</strong> la<br />

simbolización basada en la interpretación <strong>de</strong><br />

los hechos biológicos, una <strong>de</strong> las principales<br />

razones por las que se adjudica a la mujer una<br />

esencial <strong>de</strong> <strong>de</strong>bilidad, como lo señala Héritier<br />

(2002), durante procesos fisiológicos como<br />

el embarazo —momento en el que “la mujer<br />

necesita <strong>de</strong> la protección <strong>de</strong> un hombre”— o la<br />

menstruación —que simboliza la polución <strong>de</strong>l<br />

cuerpo femenino mediante las hemorragias. De<br />

esta forma se <strong>de</strong>staca no sólo el carácter contaminante<br />

<strong>de</strong>l cuerpo femenino sino también una<br />

supuesta incapacidad <strong>de</strong> contención tanto <strong>de</strong><br />

los fluidos corporales como <strong>de</strong> las emociones.<br />

Esto muestra a las mujeres como incapaces <strong>de</strong><br />

poseer el temple y la <strong>de</strong>terminación propios <strong>de</strong>l<br />

mo<strong>de</strong>lo masculino.<br />

Otra forma <strong>de</strong> discriminación simbólica, a<br />

partir <strong>de</strong> las funciones biológicas, es el concebir<br />

a la mujer como un mero receptáculo en el que<br />

el aporte <strong>de</strong>l hombre es más valorizado. En su<br />

obra Historia <strong>de</strong> los animales, Aristóteles señalaba<br />

que la mujer <strong>de</strong>bía ser controlada por el<br />

esperma masculino, pues éste le brindaba fuerza,<br />

ímpetu, aliento y valores nobles, mismos<br />

que ella no posee y, por tanto, es incapaz <strong>de</strong><br />

generar en sus hijos.<br />

Es así como la fecundidad y la reproducción<br />

son dos elementos centrales en la conformación<br />

<strong>de</strong> la dominación masculina. Un factor<br />

<strong>de</strong>cisivo en este proceso es que las mujeres<br />

tengan la capacidad <strong>de</strong> procrear tanto hijas<br />

como hijos, por lo que los hombres “para reproducirse<br />

como idénticos están obligados a pasar<br />

por el cuerpo <strong>de</strong> una mujer” (Héritier, 2007:<br />

23). Esta concepción podría inducir a pensar<br />

no en una envidia <strong>de</strong>l pene, como lo nombraba<br />

Freud, sino en la incapacidad masculina para<br />

reconocer el imprescindible papel <strong>de</strong>l cuerpo<br />

femenino en la procreación, lo que genera un<br />

discurso <strong>de</strong>scalificador <strong>de</strong> lo femenino basado<br />

en su aparente vulnerabilidad tanto física como<br />

psicológica, a través <strong>de</strong> la cual se perpetúa el<br />

régimen <strong>de</strong> dominación masculina.<br />

La valencia diferencial <strong>de</strong> los sexos —y sus<br />

pares dicotómicos— sirve <strong>de</strong> referente para<br />

<strong>Glosario</strong> <strong>de</strong> términos sobre violencia contra la mujer

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