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ellos, su propia i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong> género que<br />
modula sus comportamientos diferenciales<br />
(Aguirre, 1994).<br />
La asociación entre sexo y género es, en cualquier<br />
caso, <strong>de</strong> carácter convencional; es <strong>de</strong>cir, no<br />
existen motivos biológicos que sustenten el binomio<br />
(Martínez y Bonilla: 2000). Por consiguiente,<br />
cualquier estereotipo relacionado con esta dupla es<br />
también <strong>de</strong> carácter convencional y, por tanto,<br />
está sujeto a variaciones sociohistóricas.<br />
Para Esperanza Bosch Fiol et al.,<br />
[...] los estereotipos <strong>de</strong> género incluyen las<br />
creencias populares sobre diversas dimensiones,<br />
entre las cuales estarían los rasgos <strong>de</strong><br />
personalidad, las conductas correspondientes<br />
al rol, las ocupaciones laborales o la apariencia<br />
física que se consi<strong>de</strong>ran características <strong>de</strong> los<br />
hombres y <strong>de</strong> las mujeres y que diferencian a<br />
los unos <strong>de</strong> las otras (1999: 142).<br />
Estas creencias, pues, habrán <strong>de</strong> expresar<br />
los <strong>de</strong>seos, temores, valores y visiones <strong>de</strong>l<br />
mundo propias <strong>de</strong> cada grupo cultural, sobre<br />
todo en lo que refiere la condición <strong>de</strong> masculino<br />
o femenino.<br />
Bajo esa lógica, la expectativa social i<strong>de</strong>ntifica<br />
a las personas <strong>de</strong>l género femenino como emocionales,<br />
expresivas y cálidas; y a las <strong>de</strong>l género<br />
masculino como asertivas y racionales (Kramarae<br />
y Spen<strong>de</strong>r: 2000: 1703). En palabras <strong>de</strong> Aguirre<br />
“esto ha llevado a orientar durante mucho tiempo<br />
la educación <strong>de</strong> la mujer hacia tareas socialmente<br />
consi<strong>de</strong>radas como femeninas y las <strong>de</strong>l varón<br />
hacia otras más masculinas” (1994).<br />
Al igual que cualquier estereotipo, las<br />
imágenes mentales relativas al comportamiento<br />
típico <strong>de</strong> las personas en razón <strong>de</strong> su<br />
sexo tien<strong>de</strong>n a la pervivencia cuando alcanzan<br />
la conformidad (Fernán<strong>de</strong>z, 2003: 31).<br />
El acuerdo social —o simplemente, la falta <strong>de</strong><br />
cuestionamiento— con respecto al estereotipo<br />
se traduce en que los individuos asociados<br />
con cada género pue<strong>de</strong>n actuar en función <strong>de</strong> lo<br />
que se espera <strong>de</strong> ellos y cuentan con el potencial<br />
suficiente para reproducir estas disposiciones<br />
en otras personas.<br />
Como parte <strong>de</strong> la dinámica propia <strong>de</strong> su<br />
categoría, los estereotipos <strong>de</strong> género cuentan<br />
con una gran fuerza instrumental: no son<br />
entida<strong>de</strong>s exclusivamente mentales, sino que<br />
se expresan en el mundo material y, <strong>de</strong> hecho,<br />
contribuyen a “consolidar las condiciones sociales<br />
y económicas que los generan” (Martínez y<br />
Bonilla, 2000: 92). Es indispensable consi<strong>de</strong>rar<br />
que los estereotipos <strong>de</strong> género pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>splazarse<br />
al terreno <strong>de</strong> los prejuicios y, <strong>de</strong> allí, al <strong>de</strong><br />
las acciones discriminatorias y violentas.<br />
Los estereotipos <strong>de</strong> género varían culturalmente,<br />
pero guardan en común la subyacencia<br />
<strong>de</strong> convenciones que contribuyen a su mantenimiento<br />
histórico. La ruptura <strong>de</strong> estas reglas<br />
—que pue<strong>de</strong>n ser tácitas o explícitas— pue<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>rivar en sanciones sociales que se expresan<br />
en el mundo material: un gesto <strong>de</strong> <strong>de</strong>saprobación,<br />
un comentario mordaz, una agresión<br />
física, una <strong>de</strong>saparición forzada e, incluso,<br />
un homicidio motivado por las expectativas<br />
asociadas con el género <strong>de</strong> la víctima.<br />
<strong>Glosario</strong> <strong>de</strong> términos sobre violencia contra la mujer