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la asignación y construcción <strong>de</strong> rituales, roles<br />
y metáforas que constituyen la base para la<br />
dominación masculina. La conformación <strong>de</strong> su<br />
virilidad, en oposición a la fragilidad femenina,<br />
es ejemplo <strong>de</strong> este sistema, en el que el falo se<br />
presenta como <strong>de</strong>positario <strong>de</strong> la fuerza masculina,<br />
por lo que la potencia se ejerce sobre el<br />
cuerpo femenino.<br />
Como todo ejercicio <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, la dominación<br />
simbólica <strong>de</strong>be ser consentida para perpetuarse,<br />
<strong>de</strong> ahí que la pregunta central a la que<br />
Pierre Bourdieu buscaba dar respuesta mediante<br />
“la economía <strong>de</strong> bienes simbólicos [sea la<br />
forma en que] la trenza simbólica encuentra<br />
sus condiciones <strong>de</strong> realización y contrapartida<br />
económica en un trabajo previo que es<br />
necesario para operar una transformación dura<strong>de</strong>ra<br />
<strong>de</strong> los cuerpos y producir las disposiciones<br />
permanentes que <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>na y <strong>de</strong>spierta”<br />
(2007: 55).<br />
La perpetuación <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n simbólico<br />
masculino se inscribe sobre el cuerpo femenino<br />
a través <strong>de</strong> diversos rituales <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n religioso,<br />
social y cultural. De este modo se <strong>de</strong>sarrollan<br />
actos <strong>de</strong> reconocimiento simbólico entre<br />
hombres y mujeres que se traducen en manifestaciones<br />
corporales visibles —el temblor,<br />
la ira, la confusión verbal, la ruborización—,<br />
mismos que pue<strong>de</strong>n implicar tanto el rechazo<br />
como el reconocimiento <strong>de</strong> la fuerza simbólica<br />
sobre los cuerpos. De acuerdo con Bourdieu,<br />
es posible señalar tres procesos centrales<br />
para la perpetuación <strong>de</strong> la dominación<br />
masculina: la prolongación <strong>de</strong> las funciones<br />
domésticas femeninas en el ámbito público, que<br />
reduce sus posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> inserción en funciones<br />
con mayor reconocimiento; la autoridad<br />
institucional masculina; y las asimetrías existentes<br />
entre sujeto-objeto y agente-instrumento,<br />
presentes en los intercambios simbólicos entre<br />
hombres y mujeres.<br />
De esta manera es como la mujer termina<br />
por ser excluida, mediante la negación <strong>de</strong> su<br />
participación en diversos ámbitos <strong>de</strong> significación,<br />
que la sitúan en una posición que sólo le<br />
permite ser referida, mas no ser un referente.<br />
<strong>Glosario</strong> <strong>de</strong> términos sobre violencia contra la mujer