TU REVISTA OCTUBRE 2016

MEJORA TU VIDA CON…
YOGA Y TAICHI
¿Quiénes hacen ese cambio?
La pareja
YOGA
En esta ocasión seguiremos con los niños, en
quienes siempre pensamos como el futuro del
mundo.
Cuando una persona, igual que una edificación, tiene buenos cimientos, es
más fácil que sea buena persona, que se desarrolle correctamente, que tenga
valores positivos y que alcance las buenas metas que se haya propuesto.
¿De qué depende todo esto?
Del lugar donde ha nacido, de los padres que le han tocado, de la familia,
del ambiente que les rodea, de la escuela, de los maestros, de los compañeros
y amigos, de un sinfín de cosas.
Esta influencia como vemos es muy extensa,
pero si empezamos en el hogar le ayudará mucho
durante toda su vida. No importa que la casa
pequeña o grande, rica o pobre, lo que importa es
que esa estructura tenga como meta lo primero y
más importante que nada convertirse en un hogar.
Y cuando llegan los hijos es cuando se convierten en padres, los niños
también participan en mantener ese ambiente de hogar. Los hijos harán lo
que vean de los padres.
Los hijos deben ser guiados con respeto y mucho amor y eso facilitará su
correcto desarrollo en todos los términos.
Los padres, esa pareja que se ha decidido a unirse y formar
una familia. La responsabilidad es muy grande y como seres
humanos pueden cometer errores, pero si les guía el amor y las
buenas intenciones, ese hogar saldrá adelante.
Esos hijos han crecido con los masajes amorosos
que se recomiendan en Yoga cuando son pequeños.
Cuando han cantado y se lo han pasado bien, en
armonía con las posturas de la mariposa, la rana, el
gato, pez, etc.
Cuando llegan a adolecentes y sientan la necesidad de investigar
quiénes son, adónde van, y tengan muchas dudas… Aunque los
amigos les animen a beber alcohol o tomar drogas, a bajar de
calificaciones en sus estudios por ir de fiesta, siempre estará el
recuerdo firme de cómo se sentían antes, la armonía, la paz, la
facilidad para concentrarse en los estudios, disfrutar cuando
bailaban o estudiaban, cuando podían hablar o debían estar callados, esa
disciplina que nos hace personas educadas, respetuosas, equilibradas y que
además disfrutamos de cada cosa en su perfecto momento.
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