Los mejores hoteles 2014

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El templo Baphuan, una elegante
representación piramidal del monte Meru, decora
un lado hundido de la selva. Sigo mi camino para
alcanzar la terraza de los elefantes, donde el rey
solía sentarse para admirar las ceremonias que
se llevaban a cabo en la explanada; adornada de
templitos y donde los actores se vestían. La base
de la terraza presenta esculturas de elefantes,
como una fiesta para el gigante de los mamíferos
venerado por los habitantes, y en la que Ganesh
se infiltra en ese mundo que soporta las audiencias
del rey. El templo Phimean Akas (Palacio Celestial)
se esconde en la selva al final de un largo puente
de piedra, precediendo las ruinas del Palacio Real.
La terraza del Rey Leproso, cuya base
presenta escenas de batallas y garudas (Dios
Pájaro), aparece también para ser venerada. La
fusión del budismo con el hinduismo aparece
en todo, hundiendo el alma en un fabuloso
misticismo. El templo de Tommanon, joya
arquitectural, baila al ritmo de las Asparas que
lo adornan. Me encuentro ahora en un gran
estanque, donde las nubes se reflejan y unas
lanchas flotan entre cielo y agua. Me pierdo en
el templo Prerup, que diviniza el monte Meru,
habitado por dioses de piedra que le regalan vida
divina.