Los mejores hoteles 2014

Como una princesa, el día de
su presentación en sociedad,
este yate se luce flotando sobre la
inmensidad del mar. Sus prestaciones
son excelentes para disfrutarlo
navegando cerca de la costa, pues así
se disfruta lo mejor de ambos mundos:
el acuático –a bordo– y el de tierra, en
cada destino.
El trayecto es una delicia
y, mientras nuestra travesía va
acumulando millas recorridas, éste se
enriquece aún más con los paisajes
que se divisan. El interior nos invita a
descasar y convivir al caer la noche, o
bien, cuando el astro rey se encuentra
en su máximo esplendor. El exterior, en
un yate que se acerca a los cien pies
de eslora, hace un llamado a disfrutar
la vista de un atardecer o gozar de un
momento de relajación sin igual.
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