19.01.2017 Views

pedro-pc3a1rramo-de-juan-rulfo

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

asustado. Oí el alboroto mayor en la plaza y creí que allí<br />

entre la gente se me bajaría el miedo. Por eso es que<br />

uste<strong>de</strong>s me encontraron en la plaza. ¿De modo que siempre<br />

volvió Donis? La mujer estaba segura <strong>de</strong> que jamás lo<br />

volvería a ver.<br />

—Fue ya <strong>de</strong> mañana cuando te encontramos. Él venía <strong>de</strong> no<br />

sé dón<strong>de</strong>. No se lo pregunté.<br />

—Bueno, pues llegué a la plaza. Me recargué en un pilar <strong>de</strong><br />

los portales. Vi que no había nadie, aunque seguía oyendo<br />

el murmullo como <strong>de</strong> mucha gente en día <strong>de</strong> mercado. Un<br />

rumor parejo, sin ton ni son, parecido al que hace el viento<br />

contra las ramas <strong>de</strong> un árbol en la noche, cuando no se ven<br />

ni el árbol ni las ramas, pero se oye el murmurar. Así. Ya<br />

no di un paso más. Comencé a sentir que se me acercaba y<br />

daba vueltas a mi alre<strong>de</strong>dor aquel bisbiseo apretado como<br />

un enjambre, hasta que alcancé a distinguir unas palabras<br />

vacías <strong>de</strong> ruido: «Ruega a Dios por nosotros». Eso oí que<br />

me <strong>de</strong>cían. Entonces se me heló el alma. Por eso es que<br />

uste<strong>de</strong>s me encontraron muerto.<br />

—Mejor no hubieras salido <strong>de</strong> tu tierra. ¿Qué viniste a hacer<br />

aquí?<br />

—Ya te lo dije en un principio. Vine a buscar a Pedro<br />

Páramo, que según parece fue mi padre. Me trajo la ilusión.<br />

—¿La ilusión? Eso cuesta caro. A mí me costó vivir más <strong>de</strong><br />

lo <strong>de</strong>bido. Pagué con eso la <strong>de</strong>uda <strong>de</strong> encontrar a mi hijo,<br />

que no fue, por <strong>de</strong>cirlo así, una ilusión más; porque nunca<br />

tuve ningún hijo. Ahora que estoy muerta me he dado<br />

tiempo para pensar y enterarme <strong>de</strong> todo. Ni siquiera el nido<br />

para guardarlo me dio Dios. Sólo esa larga vida arrastrada<br />

que tuve, llevando <strong>de</strong> aquí para allá mis ojos tristes que<br />

siempre miraron <strong>de</strong> reojo, como buscando <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> la<br />

gente, sospechando que alguien me hubiera escondido a mi<br />

niño. Y todo fue culpa <strong>de</strong> un maldito sueño. He tenido dos:<br />

a uno <strong>de</strong> ellos lo llamo el «bendito» y a otro el «maldito».<br />

El primero fue el que me hizo soñar que había tenido un<br />

hijo. Y mientras viví, nunca <strong>de</strong>jé <strong>de</strong> creer que fuera cierto;<br />

57

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!