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La guerra contra las mujeres<br />
entre individuos mujeres e individuos hombres, y el resultado perseguido es<br />
el de la promoción directa y sin mediaciones de la igualdad de género concebida<br />
como igualdad de personas y no de esferas. Centradas en los individuos,<br />
las acciones de promoción de la equidad de género no perciben que acciones<br />
sensibles al contexto comunitario deben estar dirigidas a promover la esfera<br />
doméstica y el colectivo de las mujeres como un todo, frente a la jerarquía de<br />
prestigio y el poder del espacio público comunitario y el colectivo de los hombres.<br />
En verdad, la meta de los proyectos debería ser la promoción de la igualdad<br />
entre el colectivo de los hombres y el colectivo de las mujeres dentro de<br />
las comunidades. Solamente esa igualdad podrá resultar, posteriormente, en<br />
el surgimiento de personalidades destacadas de mujeres que no se distancien<br />
de sus comunidades de origen, es decir, que tengan retorno y una actuación<br />
permanente junto a su grupo.<br />
El otro gran error en que incurren programas de cooperación internacional,<br />
políticas públicas y acciones de ONG reside en la noción de transversalidad<br />
y en la estrategia derivada de transversalizar las políticas destinadas a<br />
remediar el carácter jerárquico de las relaciones de género. Si el error anteriormente<br />
apuntado resultaba de la idea eurocéntrica de considerar que en el<br />
mundo-aldea las relaciones de género son relaciones de individuos mujeres e<br />
individuos hombres y no percibir que se trata jerarquía de grupos de género,<br />
es decir, de desigualdad entre las esferas en las que se subdivide la organización<br />
de la comunidad, el error de la idea de transversalidad es que se basa<br />
en el supuesto de que existen dimensiones de la vida comunitaria que son<br />
de interés universal —su economía, su organización social, su vida política,<br />
etc.— y dimensiones que son de interés particular, parcial —la vida doméstica<br />
y lo que les pasa y hacen las mujeres. La propuesta de transversalizar las políticas<br />
de género se basa en la errónea idea ya examinada más arriba de que en<br />
la aldea lo público es de valor universal, es decir, que es equivalente al ámbito<br />
universal situado en la esfera pública en el régimen colonial moderno, y lo doméstico<br />
es de interés particular, privado e íntimo, estableciendo una jerarquía<br />
entre los dos. Como consecuencia de esta jerarquía, lo que se transversaliza es<br />
lo que se supone de interés parcial, particular, considerándolo como un agregado<br />
de los temas centrales y de interés universal. Esta es también como en el<br />
caso anterior, una proyección eurocéntrica de la estructura de las instituciones<br />
en la modernidad sobre las instituciones del mundo-aldea. Tranversalizar lo<br />
de interés particular, parcial, como son las acciones de género, atravesando<br />
temáticas supuestas universales es un error cuando se quiere alcanzar la realidad<br />
de los mundos que no obedecen a la organización occidental y moderna<br />
de la vida, mundos que no operan orientados por el binarismo eurocéntrico y<br />
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