MUNDO PLURAL NUMERO 8

Sueño cumplido
Hoy develo mi secreto: mi objetivo era traer a Don Miguel de Cervantes Saavedra
a la Argentina, para tomar con él clases magistrales de narrativa, veracidad,
nobleza e idoneidad creativas.
Y no sólo eso, sino presentarle a nuestro correo, visitante y amigo ilustre:
Don Antoine de Saint-Exupéry.
Recuerdo... era un 21 de septiembre, inicio de la primavera. El sol, radiante,
cálido, protector, iluminó la escena en la base aérea. Estábamos en un barcito
bien iluminado.
El avión de Antoine ya había sido revisado.
Antes de que partieran, con la magia de la vida, llevé la carta a Dulcinea del
Toboso y la firmé como Don Quijote de la Mancha.
Cervantes, chocho. Por fin había sido autorizada.
Un detalle final: Cervantes compró y repartió tres aguas gasificadas.
Entonces, Saint-Exupéry propuso el siguiente brindis: "Por el reencuentro,
por la fe, por el amor, por la libertad, por la paz".
Yo, mirando a los dos amigos, expresé: "¡Bon Voyage! ¡Buen viaje!"
Le entregué a cada uno un ejemplar del libro "La Conciencia de Don Miguel
de Cervantes Saavedra".
Antoine dijo-"Lo guardaré en mi corazón".
Y Cervantes- "Yo también lo guardaré en mi corazón y lo pondré en un sitial
de honor en mi biblioteca".
Tengo una última imagen de los dos: en la mano derecha sus respectivas
valijas y en la mano izquierda un ejemplar del libro.