REVISTA MUNDO CORPORAL IMPRESIÓN 1

está sometido a las reglas del mercado (2005, pág. 121)”.
Encajar es algo que siempre me he cuestionado; tener
que ser una mamá perfecta, una excelente esposa,
una estudiante intachable, para luego ser una profesional
exitosa, una hija, una hermana ejemplar, todo
esto acompañando una mujer que lucha por aprender,
por ser feliz, una mujer que diariamente se esfuerza
por no dejar perder el ser humano, que lleva
ahí detrás de todos los rótulos que convergen al sujeto.
de lo que soy y de lo que día a día sigo aprendiendo y sigo
viviendo, agradezco la experiencia de estar en un salón
rodeada de chicos de edades lejanas a la mía porque esto
me hace sentir joven, y me llena de vida, de aprendizajes,
de experiencias, cada momento, cada salida, cada clase,
cada maestro, solidifica mi ser, lo fortalece y lo transforma,
como imaginar que estudiar sea tan enriquecedor.
Gracias a este proceso hoy puedo decir que soy una mujer
real, fuerte, que se mira en un espejo y no intenta buscar
a la que fue, sino que se alegra de ver a la que es hoy.
Aparecen momentos en que quiero aprender a sentirme
bien conmigo misma, conectarme a solas y escucharme,
amar mi cuerpo, mi vida, y entender porque
la oportunidad de estudiar esta carrera tan maravillosa
como la Licenciatura en Educación Física llega cuando
menos lo esperaba, es entonces cuando entiendo
que fue para transformar mi ser, y como interpretar
que se pueda recibir tanto de un proceso como éste.
El proyecto del PCLEF desde su tema envolvente, la
educación física como hecho y practica social, asienta
en realidad la forma de ver el mundo, es un programa
que más que educar un profesional forma un ser humano,
da las herramientas para un buen actuar, enseña a
vivir, transforma, es lo que siento que ha hecho en mí.
Hoy ya no quiero ser físicamente hermosa, quiero ser
fuerte, que a pesar de todas las cosas difíciles sepa encontrar
en mi la energía, quiero llamar la atención
por ser extrovertida, quiero que me sigan por ser una
buena líder, que se acuerden de mí por ser comprometida,
y transparente, que cuando me vaya se acuerden
de lo que dije, de lo que hice bien, y de mi manera
de ser. No solo por ser bella, sino ser yo misma.
Que piensen en mi porque nunca me guardé las cosas,
siempre defendí mis ideas, mis valores, mi integridad,
que a pesar de las veces que me caí siempre encontré
la manera de volver a tomar vuelo. Porque yo tampoco
busco solo la belleza, soy consciente que esta eventualmente
se va marchitando y aunque no niego que
me gusta sentirme bella, aprendí que la belleza de las
personas no radica en tener la mejor sonrisa o el mejor
cuerpo, radica en todo lo que nos compone, en cada
parte de la que estamos orgullosos de nosotros mismo.
Es en este momento cuando afirmo: ¡sí me transformó
la universidad! y en estos cuatro semestres, cambió mi
forma de ver el mundo, hoy me siento orgullosa
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Me siento hermosa, me siento orgullosa porque puedo
permitirme el lujo de no ser perfecta sino más bien de
errar día a día porque es así como no dejo de aprender.
En este artículo dejo plasmado mi evolución, mis
cambios, mis momentos, y me permito compartir
con quien lee estas líneas todos mis pensamientos,
mis miedos, y mis deseos de seguir viviendo, de
seguir aprendiendo y por supuesto de seguir siendo
parte de la Universidad Pedagógica Nacional.
Luego del viaje realizado por estas tres historias, de
disfrutar de tres hilazas que conforman un solo tejido,
y que se va enramando a través de la vida con diferentes
colores, con múltiples puntadas; queda como
resultado que la corporeidad se construye a partir de
donde nace el sujeto, adquiriendo identidades únicas
características del yo, en donde cada quien obtiene
un modo de actuar, de reír, de vivir la vida y de diferenciarse
de los demás, transformándose a medida
que obtiene mayor aprendizaje como en el caso de los
actores de este escrito, los cuales han sufrido un proceso
de transformación, de construcción de saberes,
entre otros, gracias a la interacción en un mundo académico
que posibilita un engranaje de conocimiento
que potencia la corporeidad, el espíritu y el saber.
La construcción del cuerpo en su espacio natural permite
desarrollar un arraigo y sentido de pertenencia
con la tierra, la cultura raizal es una muestra viva de
esto; cuando no encuentras la leche en la nevera o las
frutas y verduras en las tiendas de mercado, sino por el
contrario vives la experiencia de ordeñar una vaca o sacar
una papa de la tierra, te das cuenta de la importancia
de las raíces que tenemos en los pies y nos une con
el suelo, suelo que nos vio nacer, ha sostenido nuestros
pasos en esta experiencia de vida y nos acobijara cuando
el tambor que llevamos en nuestro pecho deje de retumbar.
Para encontrar un espacio dentro de lo