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Fui periodista desde los 17 o 18<br />
años y siempre me gustó. Tenía<br />
un periódico mural que lo hacía<br />
totalmente. Para que se vea más<br />
profesional, tenía que ponerme<br />
diferentes seudónimos y así la<br />
gente piense que había varios<br />
periodistas.<br />
Yo siempre andaba con mi<br />
cámara y publicaba en Vistazo,<br />
en el diario Universo y en<br />
el diario Manabita también.<br />
Después tuve mi propio período.<br />
Para ello compramos la primera<br />
imprenta offset que llegó a<br />
Manabí y ahí publicábamos<br />
diferentes folletos y la revista<br />
Gregorio. Teníamos la enorme<br />
ventaja de que la tipografía<br />
se hacía en una máquina IBM,<br />
se fotografiaba y se hacía en<br />
la plancha. Al contrario, de<br />
los tipógrafos tradicionales,<br />
nosotros lo hacíamos todo muy<br />
rápidamente, ellos tenían que<br />
armar de letra en letra la página.<br />
Al inicio hicimos un préstamo al<br />
banco, pero luego se lo vendí<br />
todo a mi hermano pues yo era<br />
más soñador; no me importaba<br />
gastar cien para ganar<br />
cincuenta, lo que me interesaba<br />
era el resultado, tubos de<br />
agua. Y si los dividen en cuatro<br />
se obtienen cucharones para<br />
cocinar el arroz.<br />
Yo no escribía en máquina<br />
sino a mano y generalmente<br />
tenía dos secretarias quienes<br />
se encargaban de transcribir<br />
los textos, así generaba el<br />
material para el periódico o<br />
el suplemento. A partir de este<br />
material, el director escogía los<br />
contenidos de cada edición.<br />
Yo tenía una columna que se<br />
llamaba EN LAS CALLES, ésta<br />
se publicó por 22 o 23 años,<br />
todos los días, ¡sin falta! Al<br />
dueño del periódico le gustaba<br />
que trabajemos así, él tenía un<br />
“file” o archivo de donde sacaba<br />
el material listo, le encantaba<br />
mi estilo de escribir que era<br />
medio “campechano”. Yo mismo<br />
era una máquina de escribir y<br />
fotografiar. Era muy amigo de la<br />
gente alta del mundo mediático;<br />
pero nunca me pudieron<br />
conquistar para dejar mi mundo.<br />
Todos los artículos comenzaban<br />
de la misma manera con<br />
las palabras: EN LAS<br />
CALLES NUESTRAS... e iban<br />
acompañados de mis fotografías<br />
o ilustraciones. A la gente le<br />
gustaba porque era un texto más<br />
íntimo, más personal, sarcástico<br />
e irreverente. Era un estilo<br />
pegajoso que daba ganas de<br />
leer. A mi mujer nunca le intereso<br />
ese asunto, porque el tono de mis<br />
escritos me metía en líos sociales<br />
toda la vida.<br />
En la oficina personal, que a su<br />
vez, era mi estudio y la imprenta,<br />
no había muchos que hablen<br />
inglés. Yo lo hablaba muy bien,<br />
por todos los años que viví en<br />
los Estados Unidos; es por ello,<br />
que cuando iban delegados del<br />
cuerpo de paz, por ejemplo, los<br />
llevaban directamente conmigo<br />
para discutir temas de toda<br />
índole: de política, de negocios,<br />
de cultura. De esa forma, yo<br />
lograba mantenerme al frente<br />
del quehacer informativo de la<br />
ciudad.