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ESTUDIANTES<br />
EN LAS CALLES : Agosto, 1980.<br />
Los estudiantes universitarios<br />
de la Provincia, conscientes de<br />
nuestro papel en el desarrollo<br />
de Cultura, comunicamos a<br />
la ciudadanía, que se intenta<br />
asaltar a la casa de la Cultura<br />
por parte de Dumar Iglesias<br />
Mata.<br />
Este sujeto, desde su niñez, se ha<br />
dedicado a explotar una forma<br />
de vida repudiable, so pretexto,<br />
de la cultura.<br />
Su natural andar, su<br />
perseverancia y olfato para<br />
encontrar encantos lo llevó a<br />
cometer fechorías por todos los<br />
pueblos de Manabí; vendiendo<br />
Diplomas al mejor Padre, mejor<br />
Ciudadano; solicitando dinero<br />
para programas culturales<br />
que nunca se realizaban o<br />
los realizaba él con otros<br />
enmascarados sinvergüenzas;<br />
promoviendo giras culturales con<br />
dinero solicitado a personas e<br />
instituciones pero usados para<br />
subsistir.<br />
No se sabe cómo pasó la<br />
escuela, pero en el Colegio<br />
Olmedo, fue un pésimo<br />
estudiante y logró escalar los<br />
cursos gracias al descubrimiento<br />
del gran poder de tolerancia de<br />
las personas.<br />
Se inventó agrupaciones de<br />
nombres rimbombantes como<br />
la Asociación de Artistas<br />
Manabitas, de la cual fue su<br />
Presidente y en la que además de<br />
permitirle terminar su secundaria,<br />
realizó verdaderas hazañas de<br />
audacia como la de robarse un<br />
piano de la Casa de la Cultura.<br />
Llegado a la Universidad, lo<br />
hace en Guayaquil, costea sus<br />
estudios, gracias a otra falsa<br />
organización que fue una ofensa<br />
para los estudiantes manabitas,<br />
la Asociación de Estudiantes<br />
Manabitas de la cual siempre fue<br />
su Presidente y único miembro<br />
activo.<br />
Con esta fachada, descubre<br />
la mina de los homenajes y<br />
explota con mucha habilidad la<br />
afectividad humana derrochando<br />
homenajes a quienes lo<br />
merecían, gratis o con modestas<br />
ayudas económicas y a quienes<br />
no lo merecían pero lo deseaban<br />
cobrándoles directamente o<br />
engañándolas con el cuento de<br />
que había que hacer gastos.<br />
Es imperdonable que por tantos<br />
años se tomara nuestro nombre<br />
para explotarlo en provecho<br />
propio.<br />
Y a cada paso su audacia se<br />
equipará únicamente con sus<br />
deseos de figuración llegando<br />
al colmo de auto homenajearse<br />
mediante engaños.