SEPTIEMBRE N°13
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El riesgo siempre reside en el futuro; es inherente a él. Sus raíces se encuentran<br />
en la incertidumbre de lo que vendrá, ya que por mucho que podamos<br />
planificar y plantear estrategias, la forma en que se materializarán los<br />
hechos el día de mañana está supeditada a una multiplicidad de causas,<br />
antrópicas o naturales, intencionadas o fortuitas. Ante esa incertidumbre es<br />
que nuestra relación instintiva con lo que viene es, generalmente, de carácter<br />
precautoria y preventiva, con la intención de preservarnos de lo que nos<br />
pueda afectar (INNERARITY, 2011, pág. 11).<br />
Weinstock desarrolla el concepto de riesgo relacionado a un “conjunto<br />
heterogéneo de factores que caracterizan nuestra condición moderna y los<br />
peligros a los que nos enfrentamos los modernos”. También nos refiere a la<br />
definición de Hansson (Risk, 2011), quien en lenguaje llano y popular lo explica<br />
diciendo que es la posibilidad incierta de la ocurrencia de un suceso no<br />
deseado. Acepta además, que a la misma palabra se le atribuyen significados<br />
muy diversos, por lo cual resulta crucial analizar el contexto en el cual es<br />
empleada. Sin embargo los teóricos actuales no restringen su significado<br />
sólo a sucesos no deseados (Riesgo, incertidumbre y catástrofe, 2011, págs.<br />
69-70)<br />
Si dejamos por un momento la perspectiva de relaciones internacionales y<br />
nos concentramos en el concepto de nivel estratégico, deberíamos convenir<br />
que éste, en su forma más simple, trata de alinear los fines (u objetivos) con<br />
los medios (o recursos) para su obtención. Art Lykke (Defining Military Strategy,<br />
1989) completa este concepto agregando las “formas” en la que se<br />
podrían emplear los medios determinados para obtener los fines establecidos.<br />
De esa manera obtenemos una terna que define el problema estratégico<br />
basándose en esos tres pilares: Fines – Formas – Medios. En este marco,<br />
el riesgo podría definirse como el nivel de desequilibrio entre estos tres conceptos,<br />
en una situación estratégica dada, de manera que cuanto mayor sea<br />
el desequilibrio entre fines, formas y medios, mayor será el riesgo para alcanzar<br />
los propios objetivos. El riesgo en el nivel estratégico es difícil de evaluar,<br />
porque la estrategia con su carga de incertidumbre y ambigüedad es<br />
compleja. El enfrentamiento de voluntades con el que Beaufre caracterizó la<br />
estrategia hace que éste sea un proceso dinámico y esté sujeto a cambios<br />
permanentes, requiriendo los ajustes correspondientes. De ahí que el nivel<br />
de riesgo varíe constantemente y sea difícil de analizar (HOLCOMB, 2004,<br />
págs. 119-121).