36 <strong>Marzo</strong> <strong>2018</strong> . / /-. / / .. / . _ ../// . / - * _ El Cuaderno . / - * _ *. /. / .. / . / / . / _ . Y el mundo se me vino abajo Un día como cualquiera. Una mañana pesada. Una búsqueda en la computadora de cualquier cosa, qué sé yo, un archivo excel, un pago hecho por home banking, esas cosas. Mientras revuelvo virtualmente las carpetas, pienso que hoy tengo que ir a hacer un trámite al centro. Que hay que salir a eso de las once, porque a esa hora el subte está más tranquilo. Registro al cliente que pidió que lo llame. Era el momento de organizar mi agenda cerebral (no me gusta anotar en papel, menos en el celular). No era nada y era lo de todos los días, la rutina de pensar siempre sobre el pucho, de no planificar. Para // - * * _ propuesta . / - * _ escribís cuentos y poesías...? PODEMOS LOGRAR QUE lo lea todo el barrio ! ! Mandá tu escrito a labocina@gmail.com también se difundirá por... qué. Y de repente la carpeta “fotos familiares”. Y de repente, una foto que apareció. Y el mundo se me vino abajo. Ahí se la ve a mi hija, cuando era chiquita, corriendo con la perra, cuando era cachorra. Cosa rara, es una foto en movimiento. Siempre saco “en pose”, las clásicas fotos familiares. <strong>La</strong> instantánea transcurre en una de las tantas casas que supimos vivir (inquilinos). Y recuerdo la casa, mi hija, la perra. Recuerdo y me duele. <strong>La</strong> casa ya no está más. <strong>La</strong> perra tampoco. Mi hija está, pero hace años que no me habla. Quizás porque la última vez le dije que con veintitantos, ya era grande para seguir jugando a “ni ní”. Que iba a ayudarla toda la vida, pero que ahora dependía de ella. Y todo terminó. Y me dolió. Y lloré. Y un día, de la nada, apareció esa foto. Esa foto que refleja un momento de alegría, de esperanza, un momento casual de una etapa que no quiero recordar porque me hace mal, que no quiero recordar pero que recuerdo todos los santos días. Como la recuerdo a mi hija. Quiero olvidar pero mi cerebro la recarga una y otra vez aunque me niegue. ¡Cómo hago para controlarlo...! Esa alegría y esa esperanza desaparecieron; igual que la relación con mi hija. Ahora estoy vacío, vacío de hija, vacío de perra, vacío de casa. Intento vaciarme de recuerdos pero mi cerebro no me deja. <strong>La</strong> computadora parece que tampoco. Aquel espejismo de la felicidad y la esperanza es ahora una foto, y ni siquiera. Es una imagen virtual, ceros y unos combinados para ver el espejismo. Es ese momento en el que no sé por qué gatillé la cámara, ese momento imperdible de mi hija corriendo, y la perra detrás. Y yo formando parte de esa historia. Ella me borró de su vida. Deleteó nuestro pasado. Clausuró nuestro futuro. Ignora mi presente, cada vez más parecido al viejo de “Nebraska”. Yo conservo la foto en el disco rígido. Y un dolor inmenso, profundo, insondable, en el alma n Hernán Battaglia
<strong>Marzo</strong> <strong>2018</strong> . / - / _* _ . / . / - ** _ sfumare / por cuqui . / - * _ . / -* _ . / * _* _ . / * / Instituto de la Flor 37