FMyD 07 memoria-Z.indd - Festival Internacional de Música y Danza ...

EL CUENTO
MUSICAL PARA
niños y niñas La tienda
de Alí inicia hoy su periplo
por distintos escenarios
granadinos. Se trata de
un espectáculo ideado por
Cía Naï (o Compañía de
la Flauta) en el que, con
una jaima por decorado,
se acerca a los pequeños
al universo legendario que
rodea a instrumentos como
la misma flauta, presente
en tan diferentes culturas y
épocas históricas.
El lado más lúdico e infantil
(de esa infancia que deja
oír su rumor en cada
adulto) lo lleva la Orchestra
Fireluche a la Huerta de
San Vicente. Música con
instrumentos de juguete es
lo que ofrecen al público,
que descubre con esta
actuación «cómo suena no
sólo el clásico serrucho,
sino también una llanta de
bici, una tetera o un bote
de chupa–chups» (Eladio
Mateos en La Opinión de
Granada, 30 de junio).
Uno de los integrantes
de tan peculiar orquesta
va a comentar al citado
29
JUNIO
periodista: «Nuestra
música es para todos los
públicos y la hemos tocado
en festivales, en casas
de okupas o residencias
de jubilados. Partimos
de la improvisación y
cuando encontramos algo
interesante lo convertimos
en tema musical».
Dos jóvenes arpistas
francesas, Marie Normant
y Mélanie Dutreil, sitúan
sus instrumentos en el patio
del Museo Arqueológico
y cuando la tarde aún se
demora hacen sonar una
Alborada del gracioso
de Ravel que se llena del
gorjeo de los pájaros en
el cielo: «Una experiencia
que encantó al público. Al
término de la interpretación
de Granada de Albéniz
sonaron los bravos y los
aplausos» (Brígida Gallego–
Coín en Ideal, 30 de junio).
Esta noche el ciclo de cine
francés da paso al dedicado
a Carlos Saura. En Plaza
Nueva, con testigos como
la alhambreña Torre de la
Vela, la Iglesia de Santa Ana
y la Real Chancillería, se
proyecta Carmen, y en días
sucesivos El amor brujo,
Sevillanas y Tango, entre
otros títulos.
«Un ruso y dos españoles en
París» es el epígrafe bajo el
que Yvan Nommick escribe
las notas al programa del
concierto que la Orquesta
de París, dirigida en esta
ocasión por Josep Pons,
ofrece en el Palacio de
Carlos V: «En París han
vivido, trabajado y sido
reconocidos y aplaudidos
Igor Stravinsky, Manuel
de Falla y Luis de Pablo, y
dos de las obras de este
programa se han estrenado
en la capital francesa:
Petruchka de Stravinsky y
Natura de Luis de Pablo».
Esta última es una obra
encargada por el Festival
Internacional de Música y
Danza de Granada para la
presente edición.
Es bonito el origen del título
de la obra, explicado por
el propio Luis de Pablo y
recogido en las notas al
programa. Proviene «de un
viejo dicho de los Tercios de
Flandes: “España mi Natura,
Italia mi Ventura, Flandes
mi Sepultura”. Buen reflejo
de la época. Me he querido
acordar de mi natura de
español […] y la razón está
clara: se me hizo saber que
esta obra iría acompañada
de Petruchka y El sombrero
de tres picos, en recuerdo
del París de los Ballets
Russes y de los primeros
años parisinos de Falla».
Escuchar o leer a Luis de
Pablo, más allá y más acá
de su música, es un placer.
Lo comprobamos hoy
mismo con la entrevista que
concede a Eladio Mateos
y publica La Opinión de
Granada. Hay perlas como
la que sigue: «El público
merece respeto hasta
cierto punto, pero hay que
ganarse ese respeto, […].
Y además, y lo digo con
tristeza, ¿desde cuándo la
opinión española es juez en
cuestiones de música? Lo
será en fútbol y en toros,
pero en música, no»; y
sigue por estos derroteros
para afirmar que «si
un auditorio rechaza a
Stravinsky, lo que hay
que hacer es seguirlo
programando, porque en
este caso el que tiene
razón es Stravinsky, no el
público».
En línea con lo anterior
estará el comentario de
Alberto González Lapuente
en ABC (1 de julio): «[…]
De Pablo es muy capaz
de explicar a través de
su obra aquello que, en
verdad, le bulle por dentro.
Oírle hablar de lo cotidiano
es convencerse de que
hoy cabe el optimismo y
la ilusión; escuchar su
música es observar una
circunspección de fondo».
Ya de la partitura en sí,
el crítico escribirá: «La
particularidad es que en
Natura la impresión de
sutileza y diafanidad alcanza
cotas considerables. En este
sentido cabe imaginar un
espacio algo más proclive
a lo minucioso que el
granadino Palacio de Carlos
V, por mucho que el entorno
haya añadido a esta obra
una estupenda severidad».
De «obra en un solo
trazo» hablará Juan María
Rodríguez en El Mundo
(1 de julio) refiriéndose a
Natura, composición «de
una caligrafía tan correcta
como un tanto aséptica y
anodina, […], evocando algo
a Webern, pero nunca con la
sacudida de su puñetazo».
En cuanto al resto del
programa, será Joaquín
García quien escribirá
en la revista Scherzo
(septiembre): «Pons se
hizo con el Petruchka de
Stravinski y El sombrero de
tres picos de Falla, de los
que ofreció versiones que no
mejoraron las que él mismo
ha dirigido a orquestas que
le son más cercanas, aunque
sobre el papel inferiores a la
orquesta parisina».
Este mismo concierto, con
idénticos intérpretes, se había
ofrecido el 28 de marzo en la
parisina Salle Pleyel, durante
la presentación en la capital
francesa de la 56 edición
del Festival de Granada,
éste que ha reabierto los
puentes musicales entre
España y Francia.
45