Entrelíneas 77

“Mi arma comunicacional es la fotografía, y supe que
tenía que utilizarla de alguna manera y hacer algo”
Feminismo: un vuelco en su fotografía
Cuando Camila vincula el feminismo a su
labor fotográfica no puede evitar pensar en el
momento de su vida donde se sintió perdida
y buscó una re conexión consigo misma. E n
ese instante, menciona,
comenzó a sanarse a sí
misma, a dar un giro
a sus percepciones
del amor y las
relaciones socio
“Fueron años
de trabajo, de
encontrarse y sanar. Yo
tuve una relación de pareja
de muchos años y muy cargada
de violencia. En un principio
replicaba todas esas actitudes
agresivas y solo a través del
amor pude realizar este
cambio tanto corporal
como espiritual”
y sexo afectivas.
Sobre este
proceso de
transformación
comenta:
“Fueron años
de trabajo, de
encontrarse y
sanar. Yo tuve una
relación de pareja
de muchos años y muy
cargada de violencia. En
un principio replicaba todas esas actitudes
agresivas y solo a través del amor pude realizar
este cambio tanto corporal como espiritual”.
Siempre fue rupturista con su arte, pero
también con la imagen de lo que se suponía
ser mujer. Desde niña se opuso y transgredió
estas normas. “Al final lo que yo no era es ese
constructo social que te imponen por tener esta
biología. Tomé el camino del cuestionamiento
y de llevar a la acción algunos cambios”,
declara.
“Mi arma comunicacional es la fotografía, y
supe que tenía que utilizarla de alguna manera y
hacer algo”, agrega respecto al rol activista
que adquirió luego de un importante
proceso de cambio. Así comenzó
una nueva etapa de trabajo
colaborativo y en conjunto
con otras artistas visuales
de la región levantaron una
cooperativa de fotógrafas
feministas. Camila retrató
tanto el espacio público
como privado de las
jóvenes autoconvocadas en
Concepción y a lo largo del
país, en un acto de escribir
y generar, por fin, la historia
desde y para las mujeres.
Actualmente se encuentra
desarrollando diversos proyectos audiovisuales
con Prekaria Producciones, Miradas Lúcidas
e Insolentes y la Cooperativa de Fotógrafas
Penquistas. Planea avanzar en la realización de
dos documentales personales y el desarrollo de
un taller de fotografía feminista que pretende
impartir en otros entornos de mujeres.
Esta mujer hizo de la técnica fotográfica
un acto político y a lo largo de su trayectoria
evidenció desde el lente la marginalidad, la
precariedad y la desigualdad. Hoy su trabajo se
desarrolla con el motivo de crear redes y por lo
mismo declara que: “Quiero narrar la historia
de nosotras, las mujeres invisibilizadas. Pero
no quiero llegar a un lugar solo a obtener algo,
porque no quiero ser una extractivista de la
imágen, quiero poder devolver aquello que me
dan “.
El devenir feminista de una mujer punk. Fotografía de Carlos Fuentes.
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