Entrelíneas 77

el camino a la reparación
Gabriel Reyes fue detenido, exonerado
y exiliado. México lo acogió y le dio lo
necesario para subsistir lejos de su familia, sus
hijos, su esposa, sus amigos, sus compañeros y
camaradas. Para el 73’ se desempeñaba como
administrativo en el Ministerio de Agricultura
con sede en Talcahuano, desde ahí, tenía la
misión de profundizar la reforma agraria y
generar lazos con organizaciones sindicales
rurales. Militaba en la Izquierda Cristiana y
no se consideraba marxista aunque el Estado
lo catalogaba como un ciudadano de extrema
peligrosidad, un terrorista que incitaba al odio
y que en cualquier momento podría tomarse el
poder por la vía armada. Qué ironía.
En teoría el Programa de Derechos
Humanos contempla medidas reparatorias a las
que tienen derecho las víctimas y sus familiares,
y en términos sociales debe impulsar obras
simbólicas y fomentar una cultura de respeto y
de memoria. En la práctica, el Estado no asume
las gestiones ni las instancias necesarias para
establecer la verdad y la justicia que exigen
los sobrevivientes, atentando nuevamente
contra la condición humana tras 43 años de
impunidad. Así es como Chile se reconstruye
producto del terror, sin concebir siquiera una
reflexión de los efectos sociales y éticos.
“El Estado no asumió soluciones legales
y promueve su propia legislación interna por
sobre los acuerdos internacionales, del mismo
modo en que los políticos no están interesados
en los Derechos Humanos”, afirma Montiel. En
comparación a Argentina “los perpetradores
fueron juzgados y pagan penas en cárceles
comunes, muy distinto a como ocurre acá,
donde el único alto mando en recibir una pena
de privación de libertad fue Juan Contreras,
apodado Mamo Contreras”, agrega.
No deja de llamar la atención la
denominación del informe “de verdad y
reconciliación”, que no hace alusión a la justicia
ni mucho menos a la reparación. Obligando
(...) los
transgresores
de los Derechos
Humanos cedieron el
poder negociando
con los nuevos
gobernantes
Gabriel Reyes en su cafetería favorita. Fotografía por Camila Espinoza.
explícitamente a testificar pero centrados en
una reconciliación desde la víctimas con el
victiminario, desde el torturado al torturador,
desde el violado al violador. Características
muy propias de Chile y por el bien de la
humanidad, irrepetibles.
Otra particularidad de Chile es que los
transgresores de los Derechos Humanos
cedieron el poder negociando con los
nuevos gobernantes, asegurando una
Constitución Política que nos rige hasta
hoy -y cuántas generaciones más- por su
carácter irrevocable.
Humberto Gutiérrez, presidente de los
usuarios del Programa de Reparación de
Salud Integral de Concepción, se muestra
disconforme porque “no se ha cumplido
con los objetivos en salud física y mental,
lamentablemente somos una población
que fue dañada y sigue siendo dañada”,
explica. Recuerda cómo por primera vez,
en la Comisión Valech tuvo que verbalizar
su relato, una historia que conocían
sus amigos más cercanos pero que él
prefería ocultar, porque cuando no hay un
“...todavía hay
personas que no
pueden hablar, que
incluso lo ocultan
a sus familiares”
tratamiento
psicológico que repare las heridas es como
revivirlo una y otra vez “con la misma
intensidad pero también con algunos vacíos,
que con el tiempo y mucho esfuerzo personal
se logran dilucidar”, dice. Hasta la fecha,
Humberto busca a su hermano detenido
desaparecido.
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