REVISTA DE SEPTIEMBRE

Mundo Plural
Señales de alarma en las relaciones internacionales
Los resultados que arrojan los diferentes estudios elaborados por entidades o foros
en relación con el estado de la paz en el mundo en 2018 son desalentadores. En casi
todos ellos, por caso, el “Índice de Paz Global”, realizado por el Institute for the
Economics and Peace, un “think tank” con sede en Sidney, o el estudio “Opciones
de Paz: planteamientos inclusivos para prevenir los conflictos violentos”, elaborado
por el Banco Mundial y las Naciones Unidas, la situación internacional o concordia
global ha empeorado por cuarto año consecutivo, y es urgentemente necesario
“reenfocar la atención en la prevención de la violencia como medio para alcanzar la
paz”.
Desde estos términos, resulta notable el contraste que existe entre los enfoques o
perfiles presentes y los que existían hace un cuarto de siglo, cuando había un relativo
equilibrio entre enfoques clásicos, es decir, los que en base a la experiencia no
preveían cursos nuevos u optimistas, y las “nuevas imágenes”, que consideraban
entonces que los potenciales recursos del hombre podrían cambiar la historia. Nadie
por aquellos años omitía referencias en clave esperanzadora sobre los bloques
geo-comerciales y hasta sobre la “aldea global”.
Hoy nadie realiza este último tipo de referencias. Más todavía, para algunos expertos,
por ejemplo, la historiadora canadiense Margaret MacMillan, la situación internacional
actual guarda algún eco con el período previo a 1914, por ejemplo, en relación
con el estado emocional ante las incertidumbres, las crisis sociales, económicas,
militares, etc.; mientras que otros, por ejemplo, el especialista estadounidense
Joseph Nye, advierten que el debilitamiento del orden liberal que surgió en 1945
está dejando al mundo en un estado de desorden que no tiene precedentes.
En términos más analíticos, si bien existen muchas realidades de orden intraestatal
e interestatal que desafortunadamente dan crédito a los enfoques actuales sobre el
estado del mundo, podemos sostener que dicho estado obedece a cuatro causas
centrales: falta de referencia u orden entre Estados; primacía del “interés nacional
primero”, la seguridad y la autoayuda; falta de deferencia geopolítica; y desplome
del multilateralismo.
Toda otra situación que pueda ser referida, por ejemplo, el hipersensible tema de
las armas de exterminio masivo y sus “fugas”, el estado de colapso y catástrofe humanitaria
que tienen lugar hacia dentro de entidades políticas, consideremos Mali,
República Centroafricana, Siria, etc., las pugnas por recursos, etc., en gran medida
tienen su origen en aquellas cuatro categóricas realidades.