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REVISTA DE SEPTIEMBRE

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Madrid está perdiendo la batalla de Europa, la de Barcelona, puesto que el de goteo<br />

hacia las filas republicanas es cada vez mayor y acabará perdiendo la batalla de<br />

la propaganda puesto que antes se pilla a un mentiroso que a un cojo. De momento<br />

solo le queda el frente judicial, y este, por más que hagan sentencias “creativas” y<br />

fuercen la ley o se salten los derechos políticos, llegará un momento que, recurso<br />

tras recurso, llegaremos a los tribunales internacionales inexorablemente. Sólo les<br />

quedará el “no” porque “no” tan típico castellano, es aquello de “no quieres caldo,<br />

pues dos tazas”.<br />

Tan sólo una persona en España tuvo un mínimo de inteligencia, y no fue un político<br />

–¡que extraño!-, Ana Botín, probablemente la mujer más rica de las Españas,<br />

banquera de estirpe, que dijo en una entrevista televisiva “Tenemos que volver a<br />

enamorar a los catalanes”. Pero no parece que nadie esté por la labor. A estas alturas<br />

del partido, además, es harto difícil. ¿Qué se puede ofrecer a los catalanes, después<br />

de todo lo visto y sufrido desde el 2010 en adelante, por debajo del listón que<br />

supone la República? ¿Quizás en una posterior negociación en forma de oferta de<br />

confederación? Difícil de tragar esa pastilla para el desmedido e hipócrita orgullo<br />

de la derecha españolista. Debería de surgir una mayoría absoluta entre Podemos<br />

y, en segunda posición, PSOE. Y aun eso sería complicado por las corrientes españolistas<br />

del propio PSOE.<br />

Y pensar que todo esto empezó como una cortina de humo del PP para cubrir sus<br />

miserias y latrocinios. Era aquello de provocar a Cataluña, para hacer más ruido del<br />

que ya hacían con sus campañas anticalanas para arañar votos de los sectores sociales<br />

más reaccionarios y tradicionales de la España profunda, y, de paso, vengarse<br />

por su falta de implantación como opción de gobierno en Cataluña. Y, tozudos que<br />

tozudos, la cortina de humo devino un incendio de magnitudes históricas que amenaza<br />

con tragarse la constitución del 78 con monarquía incluida. De momento ya se<br />

ha tragado el gobierno del PP y ha acabado con la carrera de Rajoy. Ya lo dijo Felipe<br />

González en su día: “Se puede gobernar sin Cataluña, pero no se puede gobernar<br />

contra Catalunya”. Por lo visto, Mariano Rajoy no estaba atento en clase ese día.

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