PJC 03 - Prieto - Interpretacion YUMPU

LUIS PRIETO SANCHÍS
Derecho ha dejado de ser una «caja negra» inaccesible para la
racionalidad, aunque sin duda el alcance de esta última puede
ser discutido.
Probablemente son varios los motivos de este cambio de
perspectiva. No hay que excluir, en primer lugar, un motivo
si se quiere endógeno que tendría que ver con una recuperación
de la tópica, la retórica y la hermenéutica -en realidad,
nunca del todo abandonadas- unida a una cierta conciencia
acerca de la esterilidad de una teoría como la positivista que
guardaba silencio ante los problemas interpretativos endosando
la responsabilidad al famoso margen de discreción judicial.
Pero es posible también que ese cambio se conecte a la propia
transformación de los sistemas jurídicos y a la irrupción en la
Europa de la postguerra de un constitucionalismo de nuevo
cuño que en el fondo sólo es sostenible si somos capaces de
pertrechar al juez con un sólido modelo de argumentación.
Porque si el intérprete constitucional se mostrase imposibilitado
de motivar y justificar más allá del silogismo subsuntivo
tal vez resultaría políticamente insostenible una Constitución
repleta de valores, principios, directrices o derechos fundamentales
que se pretenden inmediata y directamente exigibles.
KELSEN ya lo advirtió: un género de Constitución principialista
como la que hoy tenemos habría de conducir a un
intolerable gobierno de los jueces; habría de conducir, claro
está, desde la perspectiva kelseniana de la interpretación.
La evolución se percibe bastante bien en el curso de los
últimos veinticinco años de historia jurídica en España. Dicho
en términos algo rotundos y sin pretender demostrar nada,
me parece que cuando se promulgó la Constitución de 1978
encendió en la cultura jurídica española una llama judicialista.
Después de tantos años padeciendo abundantes y densas
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