Castillo - Tribunal y su dinámica YUMPU
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Domingo García Belaunde<br />
mente por la juventud de los graduandos era difícil hacer<br />
algo interesante o creador —existen poetas de 20 años, pero<br />
no juristas de igual edad— constituía un importante ejercicio<br />
que desarrollaba habilidades en el graduando, que con<br />
toda seguridad le iban a ser útiles en el futuro. Y no era una<br />
exigencia baladí, pues hubo muchos que jamás se graduaron<br />
de abogados, porque precisamente no pudieron pasar<br />
la valla que significaba redactar una tesis de bachiller. Pero<br />
todo esto que existía, que por tradicional no es menos valioso,<br />
fue eliminado por el pragmatismo de la autocracia<br />
fujimorista, que ha creado bachilleres “delivery”, con las<br />
consecuencias que todos vemos. Si bien, como en todo, hay<br />
excepciones importantes.<br />
Pues bien, en aquella oportunidad, por motivos que<br />
no recuerdo ahora, un miembro del Jurado había faltado<br />
a la cita, y llamaban al más joven o al más a la mano para<br />
completar un jurado que entonces era de cinco miembros<br />
y cuya instalación era premiosa. Y así, sin quererlo, estuve<br />
integrando un jurado como lo había estado antes, en donde<br />
se debatía una tesis que probablemente no tenía nada que<br />
ver con mi especialidad, pero que por cierto <strong>su</strong>pe apreciar<br />
en cuanto esfuerzo individual.<br />
Y como siempre <strong>su</strong>cede al final, mientras preparábamos<br />
el acta en donde iba el calificativo del flamante bachiller,<br />
los profesores miembros del Jurado conversábamos<br />
sobre los más distintos temas. Pero hubo uno sentado a mi<br />
diestra, que más tarde iba a descollar como figura prominente<br />
del foro limeño, que me preguntó como me sentía yo<br />
en pleno docenio militar, enseñando el curso de Derecho<br />
Constitucional, que era algo así como enseñar la institución<br />
de las manos muertas. Yo me quedé frío mirando vagamente<br />
a mi interlocutor, en parte porque me sorprendió lo que<br />
me dijo y en parte porque no estaba muy seguro de lo que<br />
eran las manos muertas —aun cuando algo intuía—. A fin