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sólo cuando suene la tremenda hora del fin, preludio del segundo advenimiento de
Cristo sobre la Tierra.
Veamos ahora los acontecimientos que seguirán a la definitiva derrota de los
«Bárbaros», reconstruyéndolos a través de algunas cuartetas que transcribimos:
Cuanto más esté el grande en falso sueño
La inquietud vendrá a tomar reposo:
Levantad falange de oro, de azul y rojo,
Subyugar África, roerla hasta los huesos.
(CENTURIA V, CUARTETA LXIX)
Selín monarca pacificador Italia,
Reinos unidos, rey cristiano del mundo,
Muriendo querrá reposar en Tierra Santa,
Después de haber barrido del mar a los piratas.
(CENTURIA IV, CUARTETA LXXVII)
Tiempos de paz
Europa, tan duramente probada, podrá, al fin, gozar de un poco de paz. El gran
monarca, que tan hábil se habrá mostrado para conseguir la victoria sobre los enemigos
de Occidente, se mostrará también activo y eficaz en la consolación y robustecimiento
de esta paz tan difíalmente conseguida; y, gracias a su gestión, el ansia y la inquietud
que habían tan vivamente atormentado a los hombres hasta llevarlos al borde de la más
grave ruina cesarán y la paz dominará en el mundo. Y añade todavía el profeta que el
advenimiento de esta esperada y feliz Era no impedirá la explotación de las inmensas
reservas ocultas en el continente africano que serán aprovechadas y explotadas al
máximo, para conseguir así que todas las naciones reciban de ello beneficios comunes.
Nostradamus escribe aquí un nombre en cuyo esclarecimiento han trabajado afanosa
a inútilmente muchos sabios comentaristas: Selin Monarca. No sabemos quién pueda
ser este esclarecido Monarca, y son válidas aquí todas las hipótesis, ya sea que con este
nombre haya querido indicar el vidente el lugar de origen del monarca, ya se trate de un
anagrama del nombre verdadero. Este gran soberano (y la palabra «soberano» puede
admitir una más amplia interpretación, sin necesidad de que se tome al pie de la letra,
y así podría muy bien significar el lefe supremo de una hegemonía, no necesariamente
monárquica), conseguida ya la pacificación de Italia y unificados bajo su real mando
todos los Estados, será el representante cristiano del mundo, y después de haber
limpiado los mares de los últimos piratas, es decir, de los restos de la flota enemiga,
supervivientes después de la gran errota, deseará ser enterrado en Tierra Santa, como
homenaje a la tradición cristiana.
Y comenzará entonces un nuevo estado de cosas, una nueva ordenación social, como
indican algunas cuartetas (Centuria III, cuarteta XL y Centuria X, cuarteta XL).
La guerra, maldición de los hombres, será finalmente sometida por la feliz unión de
los Estados; su impotencia para estallar asegurará la paz.
Todas las naciones caerán
Pero los dulces y tranquilos años de paz verán pronto su fin, si hemos de dar crédito a
lo que se dice en la cuarteta cuarenta y seis de la Centuria II.
El primer verso dice con claridad que, después de una gran discordia entre los
hombres, se aproxima otra mucho mayor todavía. Del cielo caerán bombas tan
abundantes como gotas de lluvia que esparcirán mucha sangre inocente, y otra vez la
Humanidad será azotada por crueles desventuras que causarán lutos, dolores y
pestilencias irreprimibles, incluso por parte de la más avanzada ciencia médica. Esto