Hostile Terrain 94 (Español)

Al igual que las excoriaciones de las esculturas de escayola de Neri,
los detalles de Hostile Terrain 94 evocan pensamientos de violencia
y sufrimiento. La primera vez que uno observa la instalación, una
colección de 3,200 etiquetas forenses clavadas en un mapa de la
frontera entre EE. UU. y México, no son cadáveres lo que a uno le viene
a la mente. Sin embargo, cada etiqueta colgada en la pared representa
un cuerpo recuperado de un migrante indocumentado que murió entre
mediados de la década de 1990 y 2019 cruzando la frontera.
Figura 3. (izquierdo) Manuel Neri, Marble Relief Maquette, No. 3, 1983, Bronce con pátina
de alborada, pigmentos a base de aceite con veladura amarilla, vaciado 2013, pátina
2016, ed. 1/4, 27 ½ x 9 ¾ x 4 in., Anderson Collection at Stanford University, Regalo del
Manuel Neri Trust, 2017.2.03c. © The Manuel Neri Trust. Fotografía: M. Lee Fatheree.
Figura 4. (derecho) Manuel Neri, Standing Figure II, 1982, pigmento sobre escayola, 69 ¼
x 17 7⁄8 x 19 ½ in., Anderson Collection at Stanford University, Reaglo de Harry W. y Mary
Margaret Anderson, y Mary Patricia Anderson Pence, 2014.1.059. © The Manuel Neri Trust.
Fotografía: Ian Reeves.
que posó para las obras susodichas. 1 Aunque el trabajo de Neri es
bellísimo, también sugiere vulnerabilidad: el espectador no puede evitar
considerar la violencia de los arañazos y las raspaduras que se observan
en la superficie, la ausencia del rostro y las extremidades, los cuerpos
atrapados para siempre en una carcasa de escayola.
Cada uno de estos migrantes entró en el “terreno hostil” del desierto
de Sonora porque la política estadounidense le dejó sin alternativas.
En 1994, Estados Unidos cerró los frecuentados pasos fronterizos en el
marco de una campaña denominada Prevention Through Deterrence,
que tenía por objeto disuadir a los migrantes indocumentados de cruzar
la frontera. Sin embargo, en lugar de disuadir a los migrantes, la política
solo logró incrementar los riesgos que corrían los que intentaban cruzar,
más de 6 millones de personas desde 2000, puesto que les obligó a
buscar rutas a través de regiones remotas y hostiles que entrañan
mayor riesgo de deshidratación e hipertermia. Dado que las muertes
de migrantes se reflejan como “naturales”, son fáciles de negar por los
agentes estatales y se borran en el hábitat del desierto. 2
Tras un examen más detallado, la violencia corporal atribuida a causas
naturales es realmente un producto de la violencia estructural: políticas
como Prevention Through Deterrence; ramificaciones del Tratado
de Libre Comercio Norteamericano de 1994, como importaciones
de EE. UU. baratas, campesinos sin trabajo y crisis económica en
México, factores todos ellos que impulsaron la migración a los Estados
Unidos; y las políticas intervencionistas estadounidenses que crearon
inestabilidad y peligro en muchos países de Centroamérica. 3
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1
Sidney Simon, “Standing Figure II,” sitio web de la Anderson Collection at Stanford University,
última consulta el 21 de julio de 2020, https://anderson.stanford.edu/collection/untitledstanding-figure-by-manuel-neri/.
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2
Jason De León, The Land of Open Graves: Living and Dying on the Migrant Trail (Oakland:
University of California Press, 2015), 16.
3
Ibid., 6.
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