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Valencia Escribe. Número 8.b

Número 8 de la Revista Digital Valencia Escribe, con más de cien páginas de relatos, micros, poesía, crítica literaria y una sección para los más pequeños.

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MUJER QUE LLORA,<br />

MUJER QUE RÍE<br />

VÍCTOR CALVO LUNA<br />

Caminaba, como todas las<br />

mañanas, absorto en las<br />

personas que se cruzaban en<br />

mi camino, ofreciéndome al sol de primavera<br />

y cazando conversaciones al vuelo y<br />

ojos ávidos como naúfragos que buscan<br />

la superficie. Y fue ella quien me cazó.<br />

Sentada a una mesita de bar, de esas que<br />

en estos días aparecen en lugares imposibles,<br />

sin espacio, sin sombra, junto a<br />

contenedores de basura... Tenía los ojos<br />

enrojecidos y acuosos, la nariz fresa, y la<br />

boca: una mueca contenida de sufrimiento<br />

y desesperanza. Era morena y joven y, a<br />

pesar de su dolor, la sentí muy hermosa.<br />

Junto a ella una mujer, también joven,<br />

que escuchaba sus lamentos. Ralenticé mi<br />

paso y su imagen se me quedó grabada<br />

para siempre. Tuve la sensación inmediata<br />

de que era una mujer a la que el llanto la<br />

embellecía. Como si la naturaleza buscara<br />

compensar el sufrimiento. Tal vez fuese un<br />

pensamiento mágico, pero no pude sustraerme<br />

a él.<br />

Dos días después, pasé caminando por<br />

el mismo lugar. Casualmente, en la misma<br />

mesa se encontraba la misma mujer, con<br />

la misma expresión de dolor y sufrimiento<br />

en su rostro, como si el tiempo se hubiera<br />

congelado en ese momento de aflicción,<br />

como una foto de mis sentimientos. La<br />

única diferencia era que se encontraba<br />

sola. No pude pasar de largo, me detuve<br />

junto a ella y, con un susurro, le pregunté<br />

qué le ocurría y si necesitaba ayuda. Ni<br />

me miró ni me contestó. Tan solo aumentó<br />

sus gemidos y su belleza creció. Sin<br />

pensarlo me senté frente a ella. En un acto<br />

reflejo de intimidad y vergüenza se tapó la<br />

cara con ambas manos.<br />

—Perdone que me entrometa. Lamento<br />

ser inoportuno, pero no soporto verla<br />

20

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