Valencia Escribe. Número 8.b
Número 8 de la Revista Digital Valencia Escribe, con más de cien páginas de relatos, micros, poesía, crítica literaria y una sección para los más pequeños.
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Juan y Luisa iban con sus papás<br />
en el coche. Los dos bien atados<br />
en sus sillas. Mamá conducía y<br />
papá iba cantando canciones que los niños<br />
coreaban.<br />
En un descanso, Luisa miraba por la<br />
ventanilla cuando vio un conejo herido.<br />
—¡Para, para, mamá, hay un conejito<br />
herido en la carretera!<br />
La mamá paró y pasaron con cuidado<br />
a recoger al conejito. Lo pusieron en una<br />
toalla y lo llevaron al veterinario. Le arreglaron<br />
la pata que tenía rota y se lo llevaron<br />
a casa.<br />
Pasado un mes, el conejito, al que le<br />
pusieron de nombre Marcial, estaba hermoso<br />
y recuperado. La familia quedó en<br />
llevarlo al campo el fin de semana siguiente.<br />
Los niños lloraron de pena, pero sabían<br />
que era lo mejor para él.<br />
Volvieron al mismo sitio en que lo encontraron.<br />
Mamá se apartó de la carretera<br />
por un camino entre árboles. Al llegar a un<br />
claro bajaron todos. Los niños pusieron la<br />
jaula de Marcial en el suelo mientras papá<br />
iba a la parte de atrás del coche y buscaba<br />
algo. Los niños abrieron la jaula y tuvieron<br />
que empujar a Marcial para que saliera.<br />
Al final, Marcial, salió tímido, olió el<br />
aire, levantó sus patas traseras despacito.<br />
Se giró hacia los niños, volvió a mirar hacia<br />
delante y echó a correr, libre.<br />
Elije tu propio final.<br />
1. Los niños se juntaron a mamá con<br />
un gran abrazo y papá hizo una foto que<br />
todavía está enmarcada en el salón de casa.<br />
2. Los niños tenían lágrimas en los ojos<br />
cuando se escuchó el disparo de escopeta<br />
de papá. El conejo mortalmente herido dio<br />
un salto y los dos niños salieron corriendo<br />
a devorar la carne caliente del animalito.<br />
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