Revista Fetén 2

Nahia entre en Candile jas by nahia laiz
El mes pasado disfruté de dos espectáculos
muy diferentes en la forma,
pero similares en el fondo: 400
días sin luz en el Centro Dramático
Nacional y Güeñovejuna en el Zalla
Zine – Antzokia.
En 400 días sin luz, escrito por Vanessa
Espín y dirigido por Raquel
Alarcón, cuentan testimonios de familias
que viven en la Cañada Real
en Madrid. Destripan con humanidad
y realismo las vivencias cotidianas y
la lucha de estos hombres y mujeres
de distintas generaciones por legalizar
sus viviendas, conseguir contratos
energéticos y tener luz en sus casas.
Quieren vivir normal, que no se
les congelen los niños, las sonrisas,
los bolis de los estudiantes.
Nos lo cuentan a través del teatro
con un reparto compuesto por actores
y actrices profesionales y algunos
vecinos y vecinas de La Cañada.
En Güeñovejuna, lo que viene a ser
una planta de biomasa y los líos de
mi casa, escrito y dirigido por Nerea
Rapp Arrarás y protagonizado en su
totalidad por gente amateur, nos
cuentan en clave de comedia la ardua
batalla de los vecinos de Güeñes
contra la delación y connivencia
de las instituciones en la puesta en
marcha a escasos metros de sus viviendas,
de una planta de biomasa,
con los riesgos para la salud que
esto implica.
En ambos casos el objetivo es devolver
al teatro su brillo y su origen,
el de contar historias y remover conciencias.
En ambos casos, las reinas
son magas y son mujeres – investigan,
escriben, convocan, dirigen y
salen al frente, no se quedan sentadas
esperando que unos señores
disfrazados (¡Ay qué susto, Mari Loli,
a estas horas!) invadan el salón-.
Vanessa Espín y el CDN gozan de un
recorrido artístico innegable y de un
altavoz mucho más potente que el
de Nera Rapp en el teatro de Zalla
pero hacen exactamente lo mismo.
Hacen teatro necesario. Hacen magia.
En Zalla llenaron el teatro a pesar de
la oposición del PNV que prohibió
anunciar la obra en los medios municipales
habituales.
Da mucha pena que por dos chispas
de magia caigan toneladas de carbón,
pero es así y hay que seguir brillando,
queridas cometas.
Este es mi deseo constante en Navidad:
Que el carbón sea cada vez
menos.
Voy a ver si exponiéndolo aquí se
cumple porque por desgracia parece
que vamos para atrás desde hace
mucho. ¿No quieres carbón? Pues
saco y medio…
A ver si entre todas salimos a endulzar
un poco el panorama, que ya va
siendo hora.
Feliz Navidad y Próspero Año
Nuevo.
109 Fetén 2022